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El grupo más descarado del panorama indie español, Sidonie, presentará el próximo domingo 7 en la Sala La Demence su último álbum, «Shell Kids», con motivo del segundo aniversario de Casino Royale. En esta ocasión, compartirán escenario con La habitación Roja y Nobody. Con «Shell Kids» han saltado del sello independiente Bip Bip, con el que grabaron su primer disco de título homónimo, a la multinacional Sony Music. Dicen que este salto cualitativo no ha afectado a la esencia Sidonie. Aseguran que su identidad sigue «intacta». Lo que sí reconocen es que este álbum «tiene una mejor producción en cuanto a sonido y arreglos, ya que hemos podido experimentar con cuerdas, metales y coros femeninos», explica Axel Pi, batería de este trío barcelonés. Añade que «la grabación fue como una montaña rusa y eso lo transmite el disco», al que define como «orgánico y lleno de emoción».

En cuanto a esta gira en la que se encuentran embarcados, Axel explica que «es más versátil. En el escenario incluimos un set acústico que demuestra que Sidonie también contiene la faceta de la canción desnuda, ya que a veces somos víctimas de nuestro propio espectáculo». Y es que no cabe duda de que Sidonie ha alcanzado parte de su popularidad gracias a sus disparatados directos, en los que se disfrazan, corren entre el público o como, dicen ellos, «desparraman». Afirman que no es una pose. «Cuando estamos en un escenario las cosas funcionan solas. Es imposible tener una tendencia estética prefijada. En nuestros inicios vestíamos de negro y hacíamos versiones. El hecho de apostar por nuestra música ha hecho que salgan de nosotros facetas que no conocíamos». Lo que tampoco acepta Axel es que vayan de estrellas, porque, como él dice, «somos estrellas y ególatras».

Siguiendo con las etiquetas, a este grupo no le importa autoimponérselas. Se circuncriben, por encima de todo, dentro del surrealismo y apuntan como mitos a Julio Cortázar, Dalí o Magritte. Es este sentimiento, hábido de simbología, el que impera en sus shows. «El hecho de que en nuetros conciertos demos vida a un tomate de peluche o a la pantera rosa tiene un sentido más allá de la mera diversión».