Maia Planas puso la voz, hace un año, a Cupido en «Orfeu als
Inferns» de Offenbach. El éxito de público que obtuvo la obra en el
Teatre Romea, le permitió cambiar su lugar de residencia. Dejó la
ciudad alemana de Colonia y llegó a Barcelona para trabajar en la
profesión por la que había apostado: el canto. Sus primeros grandes
proyectos han comenzado a florecer. El pasado jueves cantó, como
solista, a Bach en el Palau de la Música con la Coral Cármina; el
sábado, estrenó «Hansel y Gretel» en el Teatre Nacional de
Catalunya y, el día 16, cantará la Sibil.la en el Espai
Mallorca.
-Cantar como solista en el Palau, con la Coral Cármina y
para un público experto es todo un éxito. ¿Cómo consiguió el
encargo?
-La Coral Cármina, para celebrar sus treinta años, organizó un gran
concierto. El director Fernando Marina convocó unas audiciones, me
escuchó y le gusté. Cantar en el Palau ha sido algo mágico y una
gran oportunidad para que mucha gente me escuche.
-Durante el último año ha cantado la ópera bufa «Orfeu
als inferns», la ópera seria «Orfeu ed Euridice», Mendelssohn y
música sacra. ¿Qué autores o registros se adaptan mejor a su
voz?
-Cada caso es diferente e igualmente interesante aunque conoces lo
que no puedes cantar. Existen temas de oratorio preciosos como el
que pude cantar el pasado jueves. Por otra parte, el proceso de
preparación de una ópera es más largo. Convives con el resto de
cantantes y es más divertido.
-El «Magnificat» es una de las obras de Bach más
accesibles y atractivas para el público. ¿Cómo ve el futuro de la
lírica?
-La situación de la juventud es de una cierta apatía. El
«Magnificat» es un oratorio pero no es como la «Pasión», que es una
música más densa.
-También ha sido Gretel en la ópera de Humperdinck, un
espectáculo que combina ópera y marionetas. ¿Cuál ha sido la mayor
dificultad?
-En la obra, las marionetas y los cantantes compartimos escenario.
Lo más difícil ha sido cantar sin distraerse ya que el verdadero
personaje es el títere, no el cantante. Nosotros somos su alma pero
el cuerpo es la marioneta.
-En pocos días, se vendieron todas las
entradas.
-Sí, la obra durará un mes en la Sala Tallers del Teatre Nacional
de Barcelona y ya se ha vendido todo. Está pensada para toda la
familia. El director nos ha avanzado que, el año próximo,
repetiremos el espectáculo.
-Muchos jóvenes cantantes mallorquines han salido de
Mallorca para crecer profesionalmente. ¿Es
necesario?
-A partir de un cierto nivel es necesario porque es un mundo
competitivo que te exige comparar. A veces, lo más importante es
cruzarte con alguien que te ayude a impulsar tu carrera. La
formación que necesitas no es sólo vocal, también es necesario
aprender idiomas, dominar la escena... Este conocimiento marca la
diferencia con el resto de cantantes.
-¿Cuál sería la situación ideal de la lírica en las
Balears?
-Ha habido una renovación importante, con gente joven. Aún así,
debo recordar que aún no hay canto en el Conservatorio. También
espero que el Teatre Principal se abra pronto porque lo
necesitamos. En definitiva, necesitamos gente con ganas de
trabajar.
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