El productor de cine inglés Michael Stanley-Evans, responsable
de la filmación de «Ghandi», entre otras películas de éxito, murió
el miércoles en su casa de Sóller como consecuencia de una larga
enfermedad. La salud de Stanley-Evans, de 85 años de edad, sufrió
graves complicaciones hace dos meses, dolencias que le obligaron a
pasar sus últimos días en absoluto reposo.
Michael Stanley-Evans, nacido en Portmouth en 1919, inició su
carrera cinematográfica como realizador de trailers para una
productora inglesa. Fue entonces cuando entró en contacto con el
actor y director de cine Richard Attenborough. Juntos desarrollaron
algunos de los films más famosos de la historia del cine.
Así, su debut como productor, y el de Attenborough como
director, fue en 1969 con el ambicioso musical antibélico «Oh! Qué
guerra más bonita!», eco seguramente de su participación en la II
Guerra Mundial, en destinos como Àfrica, Italia y Birmania. Su
siguiente colaboración fue en 1972, con la película «El joven
Winston», que ganaría un Oscar al mejor guión original.
En 1977, Stanley-Evans y Attenborough coprodujeron «Un puente
lejano», con un reparto repleto de estrellas, aunque su
consagración no llegó hasta 1982 con «Gandhi», producción de
Hollywood que ganaría ocho Oscars.
Stanley-Evans solía veranear en Pollença y en los años 60 había
adquirido una parcela en sa Muleta, entre Sóller y Deià. Tras el
éxito de «Gandhi», decidió construir allí una casa, «Los pavos
reales», nombre que le traía recuerdos de la infancia y, así,
retirarse en Mallorca, donde vivió los últimos 22 años de su vida.
Sus restos fueron incinerados ayer en Bon Sosec en una ceremonia a
la que se acercaron muchos de sus amigos.
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