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El pasado martes por la noche, la estación del Ferrocarril de Sóller acogió la presentación de la Sala Picasso Ceràmiques, como adelantábamos ayer. El evento reunió a numerosas personalidades del mundo de la cultura, de la política y de la sociedad baleares que se dieron cita en la localidad de la Vall para admirar las piezas del artista malagueño, cedidas por un periodo de diez años por Pere A. Serra, presidente del Grup Serra.

Los más de 300 asistentes contemplaron el reencuentro de dos grandes amigos, Miró y Picasso, ya que las cerámicas del autor acompañan desde el viernes a los grabados del catalán en la remodelada estación. Así, el tren de Sóller se convierte en el tren del arte en una apuesta del ferrocarril por el mundo de la cultura. Entre los asistentes pudo verse a Cristóbal Sbert, delegado del Ministerio de Defensa; Miguel Bosch, ex jefe de la base naval de Sóller; el jefe del sector aéreo, Fernando Martínez; Javier García Peña, coronel de la Guardia Civil; el doctor Ballesteros y Sebastià Rubí y Ramon Servalls, de la bodega Macià Batle, entre otros.

Mientras unos charlaban o comentaban las diferentes piezas cerámicas, otros desgranaban los secretos de las 50 obras realizadas entre 1947 y 1971 por Picasso. Unas piezas que presentan las temáticas que el artista trató en el resto de su producción, desde escenas mitológicas hasta rostros de mujeres pasando por sus clásicas tauromaquias. El artista nunca consideró la cerámica como un arte menor, experimentando con esta técnica y utilizándola hasta su muerte. Las obras de la exposición, permanente y gratuita, han visitado España, Francia y Austria.