La fiesta que vivió Felanitx el martes por la noche será de esas
realmente inolvidables. Y todo gracias a un músico nacido y criado
en una favela de Salvador de Bahía, más precisamente en el barrio
Candeal de la capital norteña. Estamos hablando, claro, de
Carlinhos Brown, el increíble percusionista que definitivamente ha
conquistado España a fuerza de ritmos afro-brasileños, samba, jazz,
funk y batucada.
Y el Parc de Sa Torre de Felanitx no fue la excepción. Las más
de siete mil personas que se congregaron para admirar, gozar,
divertirse, bailar y escuchar al líder de Timbalada se fueron
después de tres horas, felices. No estúpidamente felices, sino
responsablemente felices y contentos.
El concierto en sí se basó principalmente en lo que Carlinhos
Brown es como representante musical: ética y socialmente
comprometido a favor del desarme, propugnador de condiciones dignas
para la gente que padece desigualdades económicas, sociales y
culturales, contra la violencia de género o la guerra. Complementa
esa postura frente a la vida con su música alegre, divertida,
desinhibidora, efervescente, descontracturante y caliente, desde lo
sexual a lo sensual, de lo gestual a lo dicho.
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