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OLGA QUINTANILLA|MADRID

La galería Dionís Bennàssar, acogió la semana pasada en Madrid con gran concurrencia de público, la inauguración de la muestra multidisciplinar «Nuevas Presencias. Jóvenes Promesas de Mallorca», que permanecerá abierta al público hasta el 1 de octubre. Esta exposición en la que participan trece jóvenes artistas ha sido organizada por la galería y el Consell de Mallorca en el marco de un futuro convenio de colaboración para propiciar la promoción e inserción de los artistas de Balears en los circuitos profesionales del arte contemporáneo.

«Estamos ante un proyecto muy alentador y que ahora se vislumbra con esta gran selección de obras -dijo Miguel Tugores, galerista de Dionís Bennassar- ya que se trata de excelentes artistas con un gran futuro por delante y que necesitan proyectarse fuera de las islas». Tugores exhibió un gran orgullo al contar con dos artistas de Pollença, Aina Cifre y Gabriel Vilanova.

La iniciativa partió en 2003 de la Asociación de Galerías de Balears, respaldada por el Conseill de Mallorca. Cada galería seleccionó a uno de sus jóvenes talentos que previamente expusieron en la isla. En la muestra participan la escultora Cati Aguiló, los fotógrafos Xisco Bonnín y Pedro Vidal así como los artistas plásticos Joan Àvila, Aina Cifre, Astrid Colomar, Isabel Ferrer, Joan Garau, Rosa Ginard, Blanca Pérez, Àmparo Sard, Gabriela Seguí y Gabriel Vilanova. En ella se pueden contemplar obras que abarcan desde la fotografía a la escultura, video de instalación y un gran abanico de pintura contemporánea en sus distintas vertientes de clasicismo y neofiguración.

Tugores expresó su satisfacción por el éxito cosechado, si bien reconoció que hubo decepción entre el público ya que ninguna obra se podía comprar por ser propiedad del Consell. Gran sensación causaron las obras de Joan Aguiló («L'habitacio de l'espill», técnica mixta sobre tela de gran formato), así como las fotografías de Xisco Bonnin.

Entre el público asistente figuraba el director de cine catalán Jordi Grau, quien además de hacer sus pinitos en la pintura, se confesó un gran amante del arte mediterráneo y asiduo visitante de la Dionís Bennàssar.