Según datos del Instituto Nacional de Estadística referidos a
2004, las bibliotecas de Balears son las que reciben menos
visitantes de todo el Estado excepto La Rioja y la ciudades
autónomas de Ceuta y Melilla. Los responsables de Cultura del
Consell y de Cort lo saben bien ya que ayer, tanto la consellera
insular de Cultura, Dolça Mulet, como el concejal del Ajuntament de
Palma, Rogelio Araújo, calificaron el dato de «preocupante» y
señalaron la dificultad que implica modificarlo en una sociedad con
bajo índice de universitarios y un gran número de población escolar
que abandona los estudios al finalizar la enseñanza obligatoria
porque encuentra trabajo, la mayoría no cualificado, con mucha
facilidad. Sólo 2.102.849 baleares visitaron las bibliotecas de las
islas en 2004, un dato que nos sitúa únicamente por encima de La
Rioja, con 1.406.947, pero que no debe consolarnos si tenemos en
cuenta que nuestra población es de 983.000 habitantes y la de la
citada comunidad de 302.000. La cifra deja en evidencia a la
población del archipiélago, ya que demuestra su escaso interés por
este tipo de espacios donde, además de libros, se pueden encontrar
otro tipo de productos de ocio y cultura como prensa periódica, CD,
DVD, vídeos o Internet.
Dolça Mulet se confesaba ayer «consciente y preocupada» por el
dato y apuntaba que «estamos haciendo un esfuerzo por dotar a las
bibliotecas de medios necesarios para hacerlas atractivas y hemos
creado un programa de actividades para atraer el interés de la
gente»; y ponía como ejemplo que «tras la reforma de la Biblioteca
de Cultura Artesana en Palma sus visitantes han subido». Mulet
reflexionaba sobre que «en Mallorca hay poco ambiente estudiantil»
en referencia a otros datos, los que hablan del bajo nivel de
universitarios o de fracaso escolar. Y apuntaba que «a las edades
medias, una vez que tienen trabajo, hay gente que vuelve a los
estudios en la Universidad a Distancia, y por tanto a las
bibliotecas». El CIM elabora un Mapa de Lectura que será una
«radiografía de las necesidades» de las bibliotecas, aportará unos
datos que permitirán «saber dónde se tienen que dedicar los
esfuerzos», señaló Guillem Ginard, director insular de Cultura del
CIM. Se espera poder presentarlo «pronto» a los profesionales del
sector y los Ajuntaments.
«También hay que decir que en los últimos años no se había hecho
nada en este tema». Balears es «una comunidad de servicios con una
oferta de ocio y trabajo que no facilita la vida cultural», decía
Rogelio Araújo, quien reconocía que eso no es «excusa» y que las
administraciones públicas deben esforzarse por superar ese
condicionante «sociológico». En Cort también se trabaja en un Plan
Estratégico «en base a experiencias de otras ciudades» para las
bibliotecas del municipio. Araújo apuesta por «dinámicas para
potenciar la utilización de estos espacios».
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