Avel·lí Blasco, Cristóbal Serra y Perfecto Cuadrado, tras la imposición del birrete al escritor. Foto: JOAN TORRES

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«Desde muy joven yo no he ido en busca de la lengua, sino que ésta me ha visitado. De la misma manera, yo no voy en busca de la poesía, espero que me visite». Con estas palabras inició ayer el escritor Cristóbal Serra Simó, de 83 años, su lección magistral tras ser investido doctor honoris causa en el salón de actos del edificio Son Lledó del campus la Universitat de les Illes Balears (UIB).

Acto seguido, ya a mediodía, tuvo lugar el acto académico. La entrada de la procesión, con los bedeles -que portaban los símbolos de la Universitat-, el claustro de profesores y las autoridades invitadas, entre ellas el conseller d'Educació i Cultura, Francesc Fiol, y la vicepresidenta y responsable del departamento de Cultura del Consell, Dolça Mulet, se acompañó con los acordes de «Trumpet Voluntary», de Jeremiah Clarke. A continuación, Colau Dolç y Perfecto Cuadrado acompañaron a Cristóbal Serra a la sala mientras la Coral de la UIB, dirigida por Joan Company, interpretó el «Veni Creator».

El nombramiento de Cristóbal Serra fue aprobado por unanimidad el pasado 7 de noviembre de 2005, a propuesta del departamento de Filología Española, Moderna y Latina, recogiendo una propuesta anterior de la Junta de la Facultad de Filosofía y Letras. El doctor Perfecto Cuadrado, catedrático de Filología Gallega y Portuguesa intervino en la ceremonia como padrino de Serra.

Como es ya costumbre, el acto se inició con la siembra de un árbol. Acompañado por el rector de la UIB, Avel·lí Blasco; Nicolau Dolç, decano de la Facultad de Filosofía y Letras; y Josep Pérez, director del departamento de Filología Española, Moderna y Latina, Serra plantó una higuera porque «su fruto se come tanto seco como al natural, algo que lo hace dual, como el mundo». Asimismo, apuntó que es éste el árbol del pecado original y no un manzano, ya que la higuera «posee más connotaciones eróticas».

Antes de la investidura, Perfecto Cuadrado defendió los méritos de Serra. Tras realizar una amplia explicación sobre la trayectoria literaria y vital del escritor. De él señaló paralelismos biográficos con dos escritores: «con Camilo José Cela le emparentan la enfermedad y la convalecencia pródiga en lecturas y fermentadora de la escritura posterior, y con Fernando Pessoa comparte su decidida vocación de ermitaño urbano».