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JOAN RIERA

Un equipo de la Universidad alemana de Tubinga ha editado el catálogo de las cerca de mil monedas que se llevó de Mallorca el «arqueólogo» suizo Rupert Spillman a finales de los noventa y que después devolvió, dentro de seis cajas, al Museu de Mallorca en 2002, coincidiendo en el tiempo con la jubilación del por aquel entonces director del centro, Guillem Rosselló-Bordoy. Las monedas fueron recogidas en Santueri (Felanitx) con la ayuda de un detector de metales y sacadas de Mallorca y del país en contra de lo que estipula la normativa vigente en materia de Patrimonio Histórico Artístico. Este catálogo, muy documentado, fue publicado en Alemania en 2005 y firmado por cuatro doctores y profesores. En él aparecen estudiadas las monedas. La mayoría son de la época romana imperial (unas 200) y de la musulmana, aunque también hay bizantinas (una de ellas de 1075, en plena dominación árabe) y pocas de la etapa republicana de Roma.

Uno de los hechos fundamentales de este hallazgo son las acuñaciones descubiertas, ya que demostrarían que en la etapa bizantina Mallorca tenía una estructura militar y administrativa muy organizada, lo que quieren estudiar los expertos mallorquines. Estas acuñaciones, algunas escritas en dativo, indican que existía una clara relación entre los diferentes emplazamientos bizantinos de la Isla. Para averiguarlo, hay que analizar a fondo el legado de Santueri, ahora cerrado en el Museu de Mallorca. De momento hay una gran nebulosa en torno a la etapa bizantina. Pero la presencia de la fortificación de Santueri explicaría la existencia de tres fortificaciones en Mallorca: el castillo del Rey (Pollença) que controlaría Ponent; el de Alaró, para vigilar el centro de la Isla, y el de Santueri, para el control de Llevant, Palma y Pollentia.

Existe una gran expectación entre los arqueólogos isleños para estudiar las monedas y acuñaciones. Se sabe que alguno de ellos, como Guillem Rosselló-Bordoy, estaría dispuesto a hacer el trabajo de análisis. El hecho de que Spillman se llevara las monedas provocó una intervención judicial y el precinto de las cajas. También se dijo que en Mallorca no había expertos para estudiar el legado cuando, por ejemplo, Guillem Rosselló-Bordoy es vicepresidente de la Asociación Nacional de Arqueología. Lo cierto es que las monedas pueden aclarar la actuación en Mallorca entre los siglos VI y IX. Se sabe que entonces los bizantinos protagonizaron una gran expansión por el Mediterráneo y que ocuparon algunas zonas de la Península. Se sabe que cuando los musulmanes invadieron la península en 718 y atacaron a los visigodos de don Rodrigo tuvieron el apoyo bizantino en cuanto a barcos y marineros. También la época musulmana de Mallorca (que empezó más tarde) puede ser estudiada en profundidad. De hecho, la moneda que ilustra la portada del catálogo es de esta época y dice: «No hay más Dios que Alá». Ahora sólo falta que el CIM active los trámites para permitir a los investigadores mallorquines analizar el legado, algo que ya han podido hacer los estudiosos alemanes.