Las obras del desdoblamiento a su paso por Montuïri derribaron
ayer por la tarde parte de la cueva talayótica den Malaneu. Joan
Josep Mas, director Insular de Patrimoni, señaló que «sólo se han
destruido las pocilgas, de construcción posterior, y siempre se ha
hecho bajo control arqueológico. Lo que se ha hecho ha sido llevar
a cabo el proyecto. Patrimoni salvaguarda las dos cuevas», en
referencia a la cueva grande, visible desde la carretera, y a la
cavidad inferior de unos seis metros en la que se encontraron
restos humanos. Aún así, fuentes consultadas por este periódico
aseguran que las máquinas se han excedido unos metros en la
demolición de parte de la cueva, y que lo que queda de ella, ahora
apuntalada, puede caer en cualquier momento.
La cueva tenía que ser destruida parcialmente para permitir el
paso de la carretera que une Palma y Manacor. Y es que en el punto
kilométrico 28 la carretera transcurre entre un pozo y la cueva,
ambos, en principio, declarados como BIC. Este hecho se viene
repitiendo una y otra vez en las obras de la carretera. Los molinos
del pla de Sant Jordi, la cruz de término y el hito que separa los
municipios de Palma y Algaida, así como el antiguo hostal de
Montuïri o el monolito conmemorativo del Puig de Sant Miquel.
Ferran Tarongí, presidente de la sección de Arqueología, asegura
que las instituciones «siempre hacen igual, cometen el mismo error
sistemática e intencionadamente, hay una gran falta de previsión en
el departamento de Obres Públiques y un desgobierno en Patrimoni.
Primero son las carreteras y después el patrimonio», sentenció.
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