El Teatre Xesc Forteza de sa Calatrava conmemoró ayer por la
mañana el 250 aniversario del nacimiento de Mozart con «La flauta
màgica». El éxito fue tal que muchos espectadores no pudieron
acceder a la sala porque ésta ya estaba llena. La historia mágica
de amor entre la dulce princesa Pamina y el valiente príncipe
Tamino se representó en catalán ante un auditorio entregado y
compuesto, sobre todo, por jóvenes acompañante y sus padres.
«La flauta màgica» es la última ópera que compuso Mozart pocos
meses antes de morir. Corría el año 1791 cuando el autor ideó este
cuento de hadas o rito iniciático que reúne elementos de la música
popular (en las intervenciones de Papageno) y de la ópera en su
sentido más refinado (en las árias de Tamino, Sarastro y la Reina
de la Noche).
La versión presentada ayer es una versión reducida de 55 minutos
para facilitar la comprensión por parte del público infantil y
juvenil. La orquesta es substituida por una flauta, un piano y un
teclado. Se conservan la música que compuso Mozart y las partes
habladas que escribió Schikaneder. La dirección escénica recayó en
Caterina Maria Alorda y, la dirección musical, en Maria Victòria
Cortès, quien también se encargó de tocar el piano.
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