El Consell de Mallorca envió ayer al Juzgado de Primera
Instancia nº 5 de Manacor un documento en el que solicita el
desprecinto de los materiales arqueológicos del Castell Santueri.
Éstos se encuentran depositados en la caja fuerte del Museu de
Mallorca desde que se publicó la noticia de que un médico suizo,
Rupert Spillman, había sacado de dicho castillo restos
arqueológicos de metal y cerámicos.
La solicitud, firmada por Bartomeu Vicens, conseller de
Territori del Consell de Mallorca, la hace esta institución como
«competente en materia de patrimonio histórico» y a la «vista de
las peticiones recibidas para el estudio de estos bienes por parte
de la comunidad científica». Ultima Hora ha publicado esta semana
que en el CIM se han recibido peticiones de investigadores para
estudiar esos metales y cerámicas. En el documento a la jueza que
vio el llamado «caso Santueri» se especifica que, «manteniendo la
custodia, de momento, el Museu de Mallorca, sin que los materiales
tengan que salir de sus instalaciones, acceda al levantamiento del
precinto de las cajas únicamente a efectos de que puedan ser
estudiadas».
Cabe recordar que dichas cajas contienen restos arqueológicos
que Spillman sacó de Santüeri entre 1996 y 2001, primero sin
permiso y desde 1998 con uno de prospección firmado por el propio
Consell, utilizando un detector de metales.
Tras el revuelo provocado por la noticia, que destapó «El País»
en febrero de 2002, Spillman devolvió al CIM seis cajas de objetos
arqueológicos de metal, -monedas, hebillas, colgantes, entre
otros-, que se depositaron en el Museu de Mallorca, entonces
dirigido por Guillermo Rosselló Bordoy, donde ya se encontraban más
restos que el médico le había entregado con anterioridad a esa
fecha.
¿Cuál es la situación de los materiales de Santueri hoy? Joana
Maria Palou, actual directora del Museu de Mallorca y directora
insular de Cultura i Patrimoni cuando saltó la noticia, explica que
las cajas citadas, seis, entraron en el centro «con un acta
provisional porque se entregaron unos días en que, por fiestas, el
museo iba a estar cerrado; al ser los restos tan numerosos, en un
día no había tiempo de hacer el inventario de los mismos, por lo
que se decidió que, días después, tras la apertura del museo, se
haría éste, que no pudo, finalmente, realizarse porque llegó la
orden del precinto judicial». Por eso «el acta es provisional,
porque se refiere a las cajas, a los contenedores». El inventario y
el acta definitiva, que vienen a ser como el carnet de identidad de
todo lo que entra legalmente en el Museo, será la primera acción
que tengan que poner en marcha en el centro si el Juzgado autoriza
el desprecinto.
¿Por qué fueron los materiales al Museo? Porque, según señala
Palou, «de acuerdo con la legislación estatal o autonómica, el
material de origen arqueológico o que viene dado por excavaciones
tiene que pasar a un museo de titularidad pública. Hasta el día de
hoy, siempre se ha decidido que el material se entregue en el Museu
de Mallorca». Esa decisión la toma el presidente de la Comissió de
Patrimoni. Y, aunque tratándose de arqueología no sería lo lógico,
se podría ordenar que hubieran ido a cualquier otro museo de la
Isla de titularidad pública.
Una vez en el centro, entra a formar parte de su fondo «y la
gestión es exclusiva del museo» de acuerdo «al corpus legislativo».
Como uno de los objetivos del mismo es «conservar, investigar y
difundir» el patrimonio, «la ley, y el sentido común, nos obligan a
poner los fondos al servicio de los investigadores acreditados, no
se habla de exclusividad, sino que cualquier investigador
acreditado tiene derecho a acceder a los fondos desde el momento en
que estén registrados». A los de Santueri tendrán que esperar la
decisión del Juzgado.
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