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J.N.

La II Gala de les Arts Escèniques consiguió que el sector del teatro y la danza de Mallorca dejara de lado, al menos por un día, sus diferencias.

El homenaje a quince destacadas personalidades de la escena, algunas ya retiradas, pero no por ello mayores, sino «clásicos como Molière y Shakespeare», merecía la pena y el «mundillo teatral» respondió al unísono. Hubo discursos, vítores, emociones que se tradujeron en lágrimas, cava a raudales e incluso sorpresas. De estas últimas, la principal fue para las dos compañías que este año celebran su veinte aniversario, Estudi Zero e Iguana. Ambas recibieron sendas placas conmemorativas de su trayectoria.

Maria Antònia Munar presidió la velada en la que no faltaron invitados foráneos como Mercè Comes o Enric Majó, así como Lloll Bertran. Al concluir la cena, esta actriz ofreció un monólogo cómico sobre la madurez humana. Con él se incrementó, todavía más, la buena atmósfera que envolvió prácticamente todo el acto y que concluyó con una ranchera mejicana que bien podría titularse «Els iaios i les iaies». Los actores demostraron entonces ser un excelente público entonando los estribillos.

Fue una noche también en la que los políticos no se recataron al anunciar que la próxima primavera el Principal volverá a levantar el telón. Será, posiblemente, para consolidar esta nueva cita del calendario cultural.