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Esta historia empieza el 30 de septiembre de 2005. Ese día, Joan Miquel Morey, de la Associació d'Amics i Víctimes del Còmic, y Josep Bernales, secretario de Cultura de los Socialistas de Mallorca, acudieron en Palma a una conferencia de Carme Chacón, responsable de Cultura de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. Cuando finalizó el acto, Morey se acercó hasta Chacón y le habló sobre la importancia de instaurar un Premio Nacional de Cómic, a lo que la política le contestó que estudiaría la viabilidad de la propuesta. Así fue. El pasado martes, se aprobaba en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley para crear el Premio Nacional de Cómic, una iniciativa surgida de la Isla que ha sido recibida con buenos ojos, aunque con reticencias, por el sector. Antes, hubo otros dos intentos por poner en marcha el mismo reconocimiento. El primero fue en 1984 y, el segundo, en 2001. Siempre se quedaron en proyectos. «Nuestro trabajo consistirá, ahora, en desarrollar los criterios y los objetivos del galardón», aseguró Joan Miquel Morey. Cuando todo esté definido, se escogerá al jurado que, en principio, entregará el primer premio en 2007. «De forma no oficial, tenemos el compromiso de que Palma acoja la primera gala debido a que la idea se cuajó desde Mallorca».

Una encuesta realizada por este periódico entre los dibujantes mallorquines y los que viven y trabajan en la Isla destaca que, en general, casi todos están «contentos» por la creación del Premio Nacional de Cómic. Sin embargo, la mayoría no cree que signifique «cambios» en el sector y que todo continuará igual, con «los mismos problemas de siempre». «Mucha gente se merece este premio desde hace años, un premio que significa la normalización de un medio de expresión con más de 100 años de historia y que tiene la misma capacidad expresiva que cualquier otro». Para Pere Joan, lo más complicado será «poner al día la larga lista de gente premiable». «Que se haya logrado desde Mallorca, la periferia, supone una sorpresa positiva, aunque creo que no cambiará el día a día de los dibujantes». Opinión que comparte Max. «Es curioso que la iniciativa haya surgido de la Isla. El cómic es un arte como otro, era imprescindible conseguir que se instaurara un Premio Nacional porque la historieta siempre ha sido muy importante en este país. En los 60, todo el mundo leía cómics. Hoy, se ha ganado en profundidad artística pero falta apoyo social, mediático e institucional».

La creación de este galardón implicará «dejar de marginar al sector» y otorgarle «el reconocimiento que se merece», afirma Linhart. «No creo que el panorama cambie. No ayudará a la creación, no potenciará el sector. En este país, a pesar de tener una larga tradición en el mundo de la historieta, no existe una industria del cómic. Este premio supondrá un reconocimiento para el autor, quien tiene que trabajar casi en secreto, pero los dibujantes tendremos que seguir malviviendo haciendo otras cosas». Para Linhart, pesa demasiado el hecho de que el cómic se vea como «una cosa de críos y no como algo artístico y literario». Bartomeu Seguí opina lo mismo que Linhart. «El cómic siempre se ha considerado algo de segunda. Ahora, nos equipararemos a las otras artes». Una situación que, como creen sus compañeros de profesión, «no ayudará a alterar la industria, muy maltrecha de por sí». «Que la iniciativa haya salido de Mallorca es muy significativo porque, aquí, existe un caldo de cultivo comiquero muy importante, con dibujantes que publican a nivel internacional».