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M.T.F.

¿Qué sería hoy día de un genio como Mozart? «Quizás sería el mejor pianista del mundo», aseguraba ayer el pianista Herbert Schuch; «quizás se dedicaría al jazz», afirmaba Lavard Skou-Larsen, concertino/director de la Salsburgo Chamber Soloists, que mañana, bajo el lema «Mozart y sus contemporáneos», cerrará las XXXVI Serenatas d'Estiu al Castillo de Bellver. Siendo el 2006 como es Año Mozart y celebrando Juventuts Musicals de Palma su quincuagésimo aniversario, este es un concierto adecuado para decir adiós a este ciclo de salud envidiable.

Los organizadores han querido que en el programa haya algo más que Mozart. Así, la obertura de «La Clemenza di Tito» de Mozart irá seguida de la «Sinfonía número 52 en do menor» de un gran amigo del genio de Salzburgo, F.J. Haydn, y del «Concierto para piano y orquesta en do mayor», de Antonio Salieri. Éste no era el enemigo de Mozart -hipótesis que sostenía la película «Amadeus»- sino todo lo contrario, según defendieron ayer Schuch y Skou-Larsen. «Salieri disfrutaba de una buena posición como músico y no la veía peligrar ya que Mozart, a pesar de la admiración que todo el mundo le profesaba, era más un 'free lance' de la música por su talante caótico y desorganizado», aseguraba Skou-Larsen. Salieri, que era compositor de óperas, escribió dos conciertos por la admiración que sentía por Mozart, de aquí la importancia de esta tercera pieza que no se ha tocado nunca en Mallorca y a la que Herbert Schuch ha dedicado mucho tiempo.

La segunda parte del concierto estará protagonizada por la «Sinfonía en si bemol mayor» de Leopold Mozart, el padre de la criatura, el que le inculcó el amor por la música, y la cerrará la «Sinfonía número 29 en la mayor» de Mozart, el músico que, de niño, adquirió tanta técnica al piano que, de mayor, no necesitó perfeccionarla.