Vista de las catas abiertas, además de la zanja, en la Falca Verda. Foto: SEBASTIÀ AMENGUAL

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MARIANA DÍAZ

El esqueleto de un bebé enterrado en cal viva fue el hallazgo más espectacular durante la jornada de excavación, ayer, en la Falca Verda, donde continúan apareciendo más restos óseos humanos de adultos en las seis catas abiertas para delimitar el yacimiento. Aunque todas las hipótesis siguen en pie, este descubrimiento lleva a los arqueólogos a pensar que podría tratarse de un enterramiento por una epidemia acaecida en el siglo XIX. No obstante, Damià Ramis, director de la excavación, apuntó que, de momento, «no hemos sacado conclusiones».

El yacimiento de la Falca Verda concita la atención de los integrantes de la Associació per la Recuperació de la Memòria Històrica y de muchos de los familiares de los desaparecidos o fusilados durante la Guerra Civil, que siguen muy de cerca los hallazgos. Ayer, un joven se acercó a la excavación para hablar con los arqueólogos, a los que contó que su abuelo había desaparecido durante la citada guerra. «Estaba bastante emocionado», explicaron, ante la posibilidad de que su familiar pudiera estar enterrado allí. Como él, son muchos los que esperan resultados y se ponen en contacto con esta asociación.

Aunque, como explicamos al principio de este artículo, «no se descarta ninguna hipótesis», la aparición del esqueleto del bebé [un niño menor de dos años] inclina las sospechas de los expertos hacia un enterramiento de fallecidos por una epidemia de fiebre amarilla o cólera de las que se produjeron en la segunda mitad del siglo XIX. «El esqueleto del niño no encaja con la hipótesis de la Guerra Civil porque no tenemos constancia de que se fusilara a niños tan pequeños y si fuera un feto, porque se hubiera fusilado a una mujer embarazada, debería estar asociado a restos de un adulto, y no lo está», reflexiona el director de la excavación.