Una de las reuniones que se celebraron en Palau Reial, sede del Consell.

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LAURA MOYÀ

«El Principal tiene que convertirse en un foco que garantice una programación permanente y de calidad y debe apostar por las producciones propias y las coproducciones», según Martí Fons, coordinador en Mallorca del proyecto, que ha dirigido el catalán Jaume Colomer. Además, la dirección artística del escenario palmesano debe recaer en «un profesional de prestigio».

¿Cuáles son los problemas del sector de las artes escénicas? ¿Cómo podrían solucionarse? ¿Cuáles son sus carencias? El Pla Estratègic del Sector de les Arts Escèniques de Mallorca (PESAEM), un proyecto encargado por el Consell de Mallorca a la empresa Bissap Gestió Cultural, responde a estas cuestiones. ¿La principal conclusión? Que el Teatre Principal debe convertirse, tras su rehabilitación, en «el centro dramático de las Balears», según se desprende del texto.

Para llevar a cabo la investigación y hacer el diagnóstico, se realizaron entrevistas y reuniones entre la gente del sector. Las opiniones de los actores, los técnicos, las compañías profesionales y las amateurs, las diferentes asociaciones o los programadores, entre otros, se unieron a datos como el número de espacios escénicos o el de obras representadas, que sirvieron para elaborar las conclusiones. También se tuvieron en cuenta la aparición de las nuevas televisiones autonómicas o a la creación de la Escola Superior d'Art Dramàtic de les Illes Balears (ESADIB).

La potenciación hacia el exterior también es una de las claves del desarrollo del sector, que debe contar con «más infraestructuras para los ensayos». ¿Cómo debe potenciarse? «Hay dos opciones: o a través de un festival internacional o a través de la Fira de Manacor, que debería apoyarse todavía más». También hay que luchar contra «la insularidad», que debe dejar de ser «un problema», fomentando «la apertura hacia otros festivales».

Otro de los puntos clave es «la creación de un centro de nuevas tendencias escénicas» en el que tengan cabida «las producciones de los grupos emergentes», además de la apuesta decidida por «los nuevos dramaturgos», ideando, por ejemplo, «becas para los creadores».