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M. GARCIAS La cantante gallega Marta Sánchez demostró el miércoles en Llucmajor que sigue en plena forma. Durante casi dos horas, hizo alarde de su característica voz, que la ha diferenciado de la norteamericana Madona, y dejó en entredicho su parecido. Además, Sánchez, sigue estupenda. Su cuidada melena rubio platino y sus fuertes piernas son el claro reflejo de los beneficios de la maternidad.

Los temas de Miss Sánchez (Disco de Oro, 2007) y de Lo mejor de Marta Sánchez (2004), fueron canturreados por los 2.500 espectadores que, según la organización, asistieron al concierto. Tienes que vivir, Soy yo, Levántate o Quiero más de ti, hablan del amor de pareja y del trabajo personal que implica. Otros, como High Energy (que abrió el concierto), Reina de la Radio y Embrujada (de Tino Casal), remiten al pop ochentero en el que se formó la cantante.

Fue versionando Al ritmo del amor y Vivo por ella, canciones con las que el público, su marido y su hija se emocionaron. Esta última, no pudo evitar una llamada impulsiva de «mamá».

El espectáculo también fue muy visual. La cantante cambió de atuendo unas cinco veces. Siempre dentro del mismo estilo, usó leggins, botines y camisas a media cadera en plateado, dorado, negro y blanco.

Una pantalla, colocada en el centro del escenario, recogió imágenes que completaron el significado de cada pieza. El show también contó con el acompañamiento de bailarines de hip-hop y rap, exhibiendo la modernidad del evento y dándole un toque coreográfico fresco y juvenil.

El equipo finalizó el concierto a la vez que el reloj del Ajuntament de Llucmajor marcaba las 00.00 horas, pero todavía faltaban los bises. Fue con el tema Desesperada, la canción con la que Sánchez se consagró tras iniciar su carrera en solitario, con el que cerró el evento.

«Nunca perdáis la fuerza» o «Vivo por vosotros» fueron algunos de los mensajes que mandó a un público muy variado, que congregó desde adolescentes con sus padres a grupos de amigas, parejas, familias con niños o grupos entrados en más edad.

Además, tampoco faltaron los tenderetes. Granizados de mil colores, gofres, nubes rosas o manzanas caramelizadas formaban parte de la oferta de las fiestas patronales de Santa Càndida de Llucmajor.