La escritora Maria Antónia Salvà tuvo «una actitud de lucha» ante la situación de la literatura de su tiempo.

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ANA LARGO

La literatura y la cultura fueron la razón de vida de grandes personalidades del XIX y XX, grandes escritoras que hoy son algunos de los principales referentes de la lengua catalana y cuya obra, en muchos casos aún por descubrir, conforman una tradición literaria femenina que durante años se ha vista huérfana de reconocimiento.

La ensayista Lluïsa Julià acaba de publicar la obra Tradició i orfenesa, un nutrido estudio sobre la obra y la figura de diferentes escritoras en lengua catalana que, pese a los obstáculos culturales de su época, cuentan con una labor meritoria de reconocimiento. Éste es el caso de Maria Antònia Salvà.

Tradició i orfenesa es fruto de años de trabajo e investigación literaria y de reflexión por parte de la autora, quien reconoce que «el referente a lo largo de los siglos ha sido el hombre, había literatura femenina, sin embargo, el problema era que sus obras no llegaban a la gente. Durante mucho tiempo, no podían escribir y tenían que esconderse».

Caterina Albert, Maria-Aurèlia Capmany, Montserrat Roig, Maria-Àngels Anglada o Maria Mercè Marçal son algunas de las escritoras que aparecen en la obra de Julià. Sobre Maria Antònia Salvà, la ensayista y crítica literaria destacó que «quería ser escritora por encima todo, tenía grandes capacidades y un don para la lengua y la literatura», y añadió: «Era una gran prosista dedicada al oficio de escribir y una visionaria».

En una etapa marcada por la figura masculina y la represión de la lengua, Salvà «tuvo una actitud de lucha, ella tenía la sensación de que estaba haciendo algo importante, aunque estaba sola».