Púter, Jordi Herrera y Joan Toni Seguí, de Satellites, posando para la entrevista. Fotos: JOAN LLADÓ

TW
0

JOAN CABOT

Satellites actuaban en el Teatre de Lloseta, el pasado mes de diciembre, durante la celebración del festival benéfico Rock & Clown. Tocaron los últimos. Era tarde y una parte del público había desaparecido, pero los que quedaron pudieron cumplir con otra extraña tradición navideña: ver a Jordi Herrera, Púter, Michael Mesquida y Joan Toni Seguí sobre un escenario y reafirmarnos en la fe de que son, quizás, la mejor banda de rock que haya germinado en esta tierra.

Satellites viven desde hace años entre Londres y Palma. Fueron allí para grabar con Gordon Raphael, productor de The Strokes o Regina Spektor, pero ese disco nunca ha visto la luz. Han pasado seis años desde la edición del EP con el que dijeron adiós a la Isla. Su último álbum fue publicado en 2001. Sus fans siguen esperando, contentándose con el fascinante primer álbum de The Marzipan Man, el nuevo alias de Herrera, esperando noticias de El Prehome Indefinit, el nuevo proyecto de Púter, o asistiendo a la evolución de Moreland Cowboy para convertirse en Recon, la banda de Michael Mesquida, el miembro aleatorio de Satellites. Seguí alquila sus servicios como batería en Inglaterra. Los tres miembros originales de la banda apuran sus últimos días en Mallorca. Han estado grabando nuevo material, algo que no han dejado de hacer desde que se fueron. Responden un poco todos. No hay orden posible.

-¿Qué lugar ocupa Satellites ahora que cada miembro del grupo tiene sus propios proyectos al margen de la banda?

-Satellites es el motivo por el que estamos aquí, el grupo con el que hemos crecido. Pero también necesitamos tocar con otra gente. Si no hubiera sido así, probablemente Satellites ya no existiría. Tener otros proyectos al margen es bueno para el grupo porque ha acentuado nuestra personalidad como músicos, hemos aprendido mucho. De hecho, cuando nos fuimos a Londres casi no tocábamos. Nos fuimos allí con un proyecto bastante serio que no salió bien, pero teníamos claro que íbamos a quemar un cartucho.

-Con el tiempo, vuestra manera de hacer canciones y de tocar en directo se ha vuelto, cada vez, más instintiva...

-No nos las sabemos de tira. Cada vez que las tocamos las enfocamos de una u otra manera, matizas, hay diferentes intenciones e intensidades. Cuando empezamos estábamos muy limitados. Ahora estamos muy cómodos tocando y lo hacemos por intuición más que de memoria.

Hay pocas bandas en las que el sonido del conjunto sea de forma tan evidente el fruto de una serie de personalidades musicales tan definidas como en Satellites. Durante la conversación aparecen un par de nombres una y otra vez: Led Zeppelin, Fugazi y Sonic Youth. Sirven como ejemplo y trazan el mapa de una banda que aspira a hacer rock en toda su extensión. «Los buenos grupos son así. Muchas bandas no duran lo suficiente, pero nosotros llevamos mucho tiempo tocando juntos. Le damos mil vueltas a las canciones, a veces nos rayamos mucho».

Ningún tema de Satellites está acabado. Nunca. Lo que explica, en parte, que no se hayan decidido a publicar todo el material que han ido grabando, además de porque no han encontrado un sello dispuesto a editarlo en condiciones.

-¿Para cuándo el próximo álbum del grupo?

-Lo tenemos hecho, también estamos trabajando en un DVD, pero no tenemos sello. Ha habido varias ofertas, pero no tenemos 18 años, así que no regalaremos el disco a cualquiera. Debe ser un proyecto que nos ilusione. De todas maneras, cualquier persona que quiera seguir el grupo lo puede hacer: las canciones están colgadas en nuestro Myspace. Si lo publicamos queremos que sea en condiciones.

Así funciona Satellites: no han publicado un disco y ya están grabando otro. No tienen álbum, pero están trabajando en un DVD. «Solemos meternos en proyectos que nos ilusionan. Queríamos tener un estudio y aprender a grabar nosotros mismos, y lo hemos hecho. Un DVD es algo nuevo para nosotros y queremos que sea algo suficientemente creativo para que tenga una entidad propia».