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CELIA HEREDIA «La memoria visual de nuestra ciudad y de la gente que en ella habita, a través de imágenes de un mundo desaparecido». Así quiso describir Romà Gubern, historiador de cine, junto a Jaume Vidal, director de la colección Temps Moderns, el valor de la película Flor de Espino. Un filme que se estrenó en 1925 en el Teatre Principal y cuyo valor radica en las imágenes que aparecen de la Isla durante los años veinte.

Vidal y Gubern presentaron ayer, en el Centre de Cultura de Sa Nostra, esta película que, según explicó Vidal, «fue producida por el odontólogo Jaume Ferrer en 1924 y contó con un reparto de actores mallorquines, que sin ser profesionales, colaboraron con una producción cuya recaudación iría destinada a Les Vermelletes, una congregación de monjas que protegían a niñas desfavorecidas».

La ausencia de sonido otorga protagonismo a imágenes que van narrando una historia de amor que transcurren en escenarios burgueses y que tienen como telón de fondo la Isla.

El film se recuperó «casualmente» tras la aparición de otra «joya» de la filmografía balear, El secreto de la Pedriza. En formato DVD y junto a un libreto explicativo, Flor de Espino se podrá adquirir en el Centre de Cultura de Sa Nostra.