La marroquí Najat El Hachmi obtiene el Premi Ramon Llull con 'L'últim patriarca'

El Hachmi recurre a detalles de su propia vida en L'últim patriarca, ya que ella llegó de niña a Vic, años más tarde que su padre se instalara en la capital de Osona. «En algunos fragmentos no sé si es ficción o realidad», explicó la novelista. «He querido explorar la figura del patriarca y comprenderla hasta aproximarme a ella, a pesar de que sea un personaje autoritario y déspota», dijo.

El libro cuenta con dos partes muy diferenciadas. «En la primera, el patriarca es el eje de la historia, mientras que en la segunda incido en la reacción de la libertad individual», comentó El Hachmi. «El hecho de escribir esta novela me ha permitido que fragmentos de los mundos que siempre me han acompañado se convirtieran en una sola cosa».

La narradora detalló que «la novela representa una mirada crítica de la sociedad de origen pero también de la de destino que rodea a los dos protagonistas». El Hachmi desveló que «aparece violencia doméstica que», y mantuvo en relación a la convivencia entre dos sociedades, que «existe un prejuicio y una ignorancia por atribuir una lectura cultural a conductas que son individuales».

La obra premiada es la segunda novela de El Hachmi, después de Jo també sóc catalana, publicada hace cuatro años y que «es totalmente autobiográfica». Técnica en el Ajuntament de Granollers, la magrebí recordó que durante «el mes que viví entre Escorca, Caimari y Alcúdia me sorprendió que el paisaje de Mallorca fuera exactamente el mismo que en el Rif».

La 28 edición del premio Ramon Llull, el de mayor dotación económica en catalán, recibió 63 novelas. Entre los siete originales finalistas se escogió Plomes!..., del mallorquín Rafel Crespí, que narra la participación de un empleado de banca en un canal de televisión.