Una de las velas, en el taller de restauración. Foto: ÓSCAR PIPKIN

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MARIANA DÍAZ/OSCAR PIPKIN Las velas con temas mironianos que, en los pasados años ochenta, sirvieron para promocionar Palma en varios acontecimientos, han sido descubiertas en unos almacenes municipales y restauradas, -en la medida en que ha sido posible, ya que no se conservaban en muy buen estado-, en el taller de José María Pardo, donde han sido puestas a punto para su próxima exhibición en Sóller con motivo de las inminentes fiestas.

Se trata de seis velas de distinto tamaño que fueron ilustradas con motivos iconográficos elegidos personalmente por Joan Miró de entre los de su famosa serie Mallorca, dibujos ejecutados por un dibujante y pintor profesional experto en carteleras de cine.

Los nietos del artista Emilio Fernández Miró y Joan Punyet Miró han cedido las tres velas que se encuentran en mejor estado a la Fundació Tren de l'Art, que las exhibirá en dos estaciones del tren de Sóller, en la de la localidad de la Vall y en la de Palma. Otra se colgará en Can Prunera, un edificio modernista solleric que se convertirá, precisamente, en museo dedicado al modernismo.

Naves sarracenas
Además, el próximo día 12, las velas con dibujos mironianos se elevarán al viento durante el desembarco sarraceno que tendrá lugar con motivo de la celebración del Firó de Sóller. Los asistentes a esta tradicional escaramuza naval entre moros y cristianos quedarán atónitos cuando vean que las naves de los primeros lucirán unas velas tan contemporáneas.

Las velas, según ha podido averiguar este diario, nacieron a principios de los ochenta del pasado siglo. Desde el Ajuntament de Palma se pidió permiso a Joan Miró para reproducir su iconografía en unas velas náuticas que se utilizarían como promoción de la ciudad.

Fue Miró quien eligió algunos de sus dibujos de la serie Mallorca y aunque no pintó las velas, las fuentes consultadas aseguran que supervisó el trabajo del cartelista que lo hizo.

Las seis velas se mostraron por primera vez en Viena cuando, a mitad de febrero de 1982, se inauguró en el ayuntamiento de la capital austríaca la exposición La otra Palma, acto celebrado el día 17 de dicho mes que contó con la presencia del canciller Brumo Kreisky, a quien el Consistorio palmesano obsequió con una litografía de Miró, de quien se exhibía obra en la citada exposición.

Tanto la exposición como el viaje tenían un objetivo, vender a Ciutat en Austria como destino turístico. Fue un proyecto de ida y vuelta ya que los vieneses habían estado un año antes en Palma con otra exposición sobre Viena.

Tras este viaje a centroeuropa, las velas regresaron a Palma y no volvieron a utilizarse hasta 1986.
En esta ocasión, fue en sa Llonja y formaron parte de la decoración con la que se vistió el edificio gótico para promocionar a Palma como sede de las competiciones de vela en los Juegos Olímpicos de 1992, que finalmente no se hicieron aquí y se disputaron en Barcelona.

Deterioro
Los datos sobre el estado de las velas antes de que llegaran al taller de Pardo eran confusos y costó seguirles el rastro.
Parece que en la primera de las exposiciones arriba reseñadas, la de Viena, se mancharon y se limpiaron con goma de borrar. Después de la segunda, la de sa Llonja, dos del conjunto de seis fueron enviadas a la tintorería. Lo que resulta claro es que no fueron almacenadas en condiciones adecuadas, pues cuando aparecieron mostraban roturas, zonas con manchas de óxido, arrugas que estropeaban la pintura y que demostraban que ni siquiera habían sido bien dobladas, una estaba separa en tres trozos, entre otros desperfectos.

Según explica Maria del Mar Moranta, restauradora, «nuestro trabajo consistió en reintegración de tintas, refuerzo de los colores desteñidos, costura, limpieza húmeda y planchado».

Las mayores miden ocho metros de alto por casi cuatro de ancho y las menores, cinco. Para los dibujos se utilizaron negro, rojo y amarillo, colores esencialmente mironianos. Las que están más destrozadas se quemarán.