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CELIA HEREDIA Hay muchas formas de celebrar Sant Joan. La propuesta de la Fundació Pilar i Joan Miró, en su jornada de puertas abiertas, fue la de convertir el centro de arte en un circo donde los niños se convirtieron, por un día, en artistas y payasos. Este año el programa incluía seis talleres infantiles, una proyección, la inauguración de la muestra Mons creatius con la presencia de la Máquina que vino y el concierto de CaboSanRoque.

Las directrices las pusieron los componentes del Circ Bover, quienes supieron convertir a los niños en payasos, acróbatas o malabaristas. Durante tres horas, los niños pudieron subir a un trapecio, crear formas con globos o convirtirse en malabares. «Nuestra forma de entender el circo es más moderna, en él no hay animales, pero sí una historia y música en directo», explicó Rafael Senna, encargado del taller de acrobacia. «Me han gustado mucho los talleres, he aprendido cosas nuevas y lo que más me ha gustado ha sido el taller de payasos», comentaba Iván, de seis años.

Para algunos era la primera vez que visitaban el centro. Sin embargo otros, como Xisca García, acuden año tras año a las jornadas de puertas abiertas que la Fundació realiza por Sant Joan. «Esto hace que los niños tomen cariño a la Fundació y que los padres tengamos una buena percepción de ella», comenta.

Los talleres concluyeron para dar paso a la inauguración de la exposición Mons Creatius, en el Espai Cubic; una muestra en la que se exhibían los trabajos que «unas 500 familias» han realizado dentro del programa anual de actividades teoricoplásticas organizadas por la Fundació. «Es bonito que los niños sean protagonistas por primera vez de lo que se expone en una de las salas del centro», señaló Katia Martorell, responsable del programa educativo de la entidad.

La inauguración concluyó con un cóctel algo peculiar en el que, en lugar de camareros, estaba La máquina que vino. El asombro de niños y padres contrastaba con la naturalidad con la que Jordà Ferrè cargaba un artefacto creado por él, que, a través de un juego de manivelas, muelles y bobinas, le permitía servir vino a un metro de distancia. Ferrè también estuvo presente con su máquina durante el concierto Música a máquina, de CaboSanRoque, que tuvo lugar anoche en la Fundació.