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C.H. Sus obras tienen un sentido transcendente de la condición humana. En ellas, la artista Francesca Martí (Sóller, 1957) recorre el alma del ser a través de las lágrimas y los ecos, estos últimos, una realidad que se materializa en la instalación Echoes, que la artista inauguró el pasado jueves en el espacio Aljub de Es Baluard.

El comisariado para esta muestra lo firman Jonhatan Turner y Manuel Romero que, movidos por el arte y el destino, llegaron a la obra de Martí. «Sus proyectos y creaciones nos incitan a participar en todo tipo de culturas. Son una simbiosis», comentó Turner. Algo que comparte Romero, ya que, para él «el arte contemporáneo es global».

La muestra es la continuación de dos creaciones anteriores a Echoes, Soul y Tiers. Según Romero, «Soul representa la base histórica más antigua de la humanidad». Sin embargo, «en Tiers la artista siente la necesidad de profundizar más en ella rasgando sus lienzos y yendo a lo más profundo del ser», añadió. Echoes es una obra «abierta», así lo afirmó Romero cuando explicó que «no se termina aquí, y que tiene una representación escultórica de piedra y hierro ubicada a las afueras de un desierto.

Las obras de Martí se caracterizan , según Romero, «por la unidad de unos cuadros que empieza como lo hacen los artistas clásicos». Además, sus creaciones se adaptan a cualquier espacio. Aunque para Martí, «el Aljub es el marco idóneo. Me pedía la forma de la obra». El eco de la voz, la oscuridad y las imágenes hacen que la obra de Martí «transmita física, espiritual y conceptualmente», señaló Turner.

La inauguración de Echoes se celebró el pasado jueves. En ella, Martí estuvo acompañada por amigos, artistas y autoridades, que según Romero, «se mostraron muy interesados en la obra».