Veinte estudiantes han acompañado a Aramburu. Foto: MARGALIDA BONNÍN

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MARGALIDA BONNÍN El 2009 se cumplirá medio siglo desde que la eminencia en arqueología mediterránea, el italiano Giovanne Lilliu, llegara a Artà para excavar en el poblado talayótico de Ses Païsses. Cincuenta años más tarde, Javier Aramburu, junto con veinte estudiantes provenientes de toda la Península, entre los que se encuentran también dos chicas rusas, excavan los últimos restos de la campaña que finaliza hoy. Los trabajos que se han llevado a cabo este verano servirán para establecer el momento concreto del cambio de la cultura talayótica a la posterior época baleárica.

Durante los trabajos hechos en estas tres semanas de excavación, se han encontrado los restos de una «gran destrucción de monumentos», apunta el arqueólogo. Así, se ha confirmado el cambio brusco de una cultura a otra. «Todo parece indicar que este cambio se dio a causa de una súper población que provocó una crisis ecológica», recalca. Es decir, la población de Ses Païsses aumentó tanto -se estima que llegó a ser de unas 300 personas-, que los recursos naturales no fueron suficientes.

«El momento de ruptura se produjo alrededor del 500 a.C.», apunta Aramburu. Este cambio tuvo lugar de manera violenta: «Hemos encontrado los restos de una gran destrucción de monumentos y una capa de ceniza que lo demuestra», prosigue.

Una cultura por descubrir
En las dos zonas que se han estudiado este verano -un gran salón con seis columnas y un edificio adosado al talaiot central-, se ha topado con un nivel arrasado. Los objetos que han encontrado -vasijas, cuchillos y demás utensilios- servirán para concretar la alimentación y algunas costumbres de los antiguos pobladores, «aunque para esto tendremos que esperar a los análisis de los laboratorios», apunta. «Hemos conseguido fijar la cronología talayótica, que incluye la construcción de los primeros talaiots y el levantamiento de las murallas», asegura Aramburu, que desde hace nueve años dirige las excavaciones de Ses Païsses. Actualmente, además, su equipo está trabajando para establecer la topografía detallada de todo el asentamiento. Así, el poblado talayótico mejor conservado de la Isla, año tras año y gracias al trabajo altruista de estos excavadores, nos descubre los secretos guardados bajo tierra de un trozo de nuestra historia.

El siguiente paso, apunta Aramburu, será «la excavación horizontal» para distinguir las áreas de actividad del poblado: «nuestro siguiente propósito será investigar cómo se organizaba socialmente la población, si existían las clases sociales...,», apunta.

Cuarenta y nueve años después de que Lilliu se adentrara por primera vez en el encinar que acoge el poblado de Ses Païsses, se ha excavado alrededor de un 20 por ciento de la superficie. Año tras año, estudiantes llegados de todas partes, armados con picos, palas, bisturíes y sopladores de aire, extraen minuciosamente los pedazos de vida de quienes habitaron Ses Païsses tantos años atrás. Mientras tanto, inmune al paso del tiempo, el talaiot más antiguo de Mallorca, que está situado justo en el centro del poblado, vigila los trabajos de quienes investigan su historia.