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A. LARGO Sóller recordó ayer a Javier Mayol. Esculturas de Betty Gold y Diego Villamediana fueron inauguradas ayer en homenaje a quien fuera presidente del Ferrocarril de Sóller y uno de los impulsores de la Fundació Tren de l'Art. Mayol falleció en septiembre del año pasado, pero «el agradecimiento es la memoria del corazón y siempre llevo dentro de él a mi gran amigo Javier», reconocía emocionado José Antonio Bermúdez de Castro, durante el acto.

Emocionados también Óscar, Carmen y Santi, hermanos del homenajeado; y su madre, Montse Mundo, ante la pieza Veles. Homenatge a Xavier Mayol (2008), que la escultora Betty Gold ha querido dedicar a quien ayer fue recordado como «una persona extraordinaria en todos los sentidos».

La artista norteamericana Betty Gold presentó una pieza de acero de tres metros, con la que pretendió transmitir un mensaje positivo y alegre: «Es bueno volar en la vida en busca de la felicidad».

El azul predomina sobre las tres estructuras triangulares situadas en el puerto, «un lugar especial y perfecto» para su instalación, ya que el puerto es uno de los puntos más fotografiados de Sóller. Gold optó por los colores «simples y frescos» para izar estas velas frente al mar e integrarlas en el ambiente marinero. «Siempre me han gustado las velas y tengo desde siempre amor por el mar», reconoció la artista. La escultura forma parte de una serie y la última de estas piezas se instaló en la carretera de sa Pobla.

Por su parte, Diego Villamediana (País Vasco, 1957) presentó las piezas El pájaro y A dos manos. La primera de estas esculturas representa, por un lado, «a un polluelo con la boca abierta», mientras que, por otro, «recuerda el impacto de color de las abubillas», reconoció el artista, quien detalló que su obra es «constructivista, tomando como referente al animal vivo».

Compuesta por una pieza de granito y otra de acero corten, el escultor ha querido contrastar la pureza del primer material con la oxidación natural del acero, consiguiendo así unas nuevas líneas de color con las que se rompe la frialdad de la piedra.

Por otra parte, A dos manos abarca entre sus piezas «los barcos con sus mástiles, el mar y la montaña», como los elementos más representativos de la Ciutat de la Vall.

Tras la inauguración de estas piezas en el parque de esculturas del Port de Sóller, los presentes al acto disfrutaron de un cóctel.