«Nacionalismo rancio» y «fundamentalismo difícil de entender». Con estas palabras se refirió ayer Àlvaro Middelmann a la gestión de Joan Arrom al frente del Teatre Principal de Palma. Las críticas, vertidas durante la presentación del programa del Festival MúsicaMallorca, son la respuesta del presidente de Foment del Turisme a un supuesto «portazo de Arrom al festival de cara al año que viene, nos aconseja dirigirnos al Auditòrium», explicó, relacionando el asunto directamente con una cuestión de discriminación política y lingüística. Al margen de la polémica, el festival celebrará sus dos últimos conciertos de temporada mañana en el Principal y el 2 de noviembre en la Catedral.
Middelmann también aseguró que Arrom le «exigió» que hablara en catalán en el concierto inaugural del año pasado, celebrado en el Principal, ante lo cual «me negué porque no es nadie para imponerme a mí nada». Esta nueva polémica se produce meses después de que Middelmann, director general de Air Berlin en España y Portugal, rechazase potenciar el catalán en los vuelos de la citada compañía.
Joan Arrom desmintió las acusaciones y mostró a este periódico el calendario del Teatre Principal, donde ha reservado y pactado con el festival seis fechas en octubre de 2009, para cuatro ensayos y dos funciones (los días 1, 2, 3, 15, 16 y 17). «El único problema que ha habido», según mostró en un email, es que «el señor Middelmann quiere alargar este festival» con nuevas fechas en noviembre y «yo ya no las puedo dar porque están ocupadas por una producción operística propia, por eso les recomendé la solución alternativa del Auditòrium». A pesar de ello, el Festival MúsicaMallorca, dirigido por Wolf D. Bruemmel y Toyo Masanori Tanaka, presentó ayer un programa donde ya anuncian una nueva fecha en el Principal, el 7 de noviembre de 2009.
Por otra parte, Arrom quiso «distinguir entre la opinión de Middelmann y de los organizadores». En este sentido, apuntó que al primero «le interesa llevar este problema inexistente al campo de la política, donde ya conocemos sus intenciones». Asimismo, señaló que él no le prohibió personalmente a Middelmann que hablase en castellano y que, si alguien lo hizo, fue porque se había pactado que en este acto se hablase en alemán y catalán.
Sobre los organizadores, Arrom explicó que incumplieron el contrato durante los dos primeros conciertos de este año en el Principal, donde utilizaron «400 invitaciones que nos pidieron para venderlas a precios que no eran los estipulados», en una ocasión más caras (de 50 a 55 euros) y en otra más baratas (de 50 a 30 euros), según pudo mostrar con ejemplos de esas entradas. Ello acarreó la «duplicación» de las mismas y que muchos asistentes encontraran sus asientos ocupados. A pesar de todo, Arrom está dispuesto a seguir colaborando con la organización del festival, pero espera que en próximas ocasiones se acaten las condiciones del contrato y de venta de las entradas.
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