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J.CLIMENT Levantarse por la mañana, fumar crack, ducharse y vestirse de mujer. Salir a la calle y prostituirse con clientes dispuestos a pagar más por hacerlo sin protección. Así es la rutina de Javiercito, un niño de doce años que forma parte de la galería de personajes retratados por Pep Bonet en el reportaje Forced Identity. Las imágenes se exhibirán a partir de mañana y hasta el 31 de diciembre en el Pati de la Misericòrdia de Palma con motivo del Día Mundial de la Lucha Contra el Sida.

La exposición muestra las vidas de Scarlet Rubí (Javiercito) y otros transexuales en la ciudad de San Pedro Sula, Honduras. «Este trabajo es la continuación de Posithiv+», explicaba ayer Bonet sobre esta nueva serie que amplía su anterior documentación gráfica en torno al virus del sida en el Àfrica subsahariana. «Quiero continuar retratando historias sobre el sida desde otras perspectivas», adelantaba el fotógrafo sobre su nuevo proyecto, que le llevará de viaje «a partir de febrero a Guatemala o El Salvador con la ONG Save the Children».

Como cualquier fotógrafo que captura las miserias del mundo a través de su objetivo, Bonet tiene que enfrentarse a continuos dilemas éticos y Forced Identity no ha sido una excepción. A pesar de su claro objetivo («mostrar la realidad y denunciarla») con este trabajo pudo haber buscado la foto de clientes que abusaban sexualmente de menores, como el propio Javiercito, pero no quiso hacerlo. «No quiero estar delante de una situación en la que se abuse de un niño, no podría ver eso», explica Bonet, cuya fotografía es «más de sugerir que de mostrar hechos».