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Cada uno de los veinticinco galardonados ayer en Santander comparten un mismo vínculo y su valiosa labor en el campo de la cultura está marcada «por la excelencia», según el Rey. Uno a uno recibieron de manos de don Juan Carlos está distinción. Actores, fotógrafos, músicos, mecenas, matadores de toros, bailarines... Todos «dignos embajadores de una cultura que es la suma de múltiples otras que nos definen a todos», dijo Miguel Bosé.

El Gobierno reconoció ayer a Imanol Arias por «ser uno de los más sólidos y brillantes actores de su generación», un argumento igualmente válido para otras de las actrices premiadas como Pilar Bardem, Charo López o Cecilia Roth. Su «renovación de la cocina española» y su contribución a que ésta «adquiriese renombre mundial» son los motivos por los que se distinguió el trabajo de Juan María Arzak. Esa faceta «internacional» también fue reconocida a la directora, guionista y productora Isabel Coixet o al músico de jazz Pedro Iturralde. Y a Enrique Cerezo, «uno de los más prolíficos productores españoles».

El Consejo de Ministros, que concede estas medallas, premió también la consolidada trayectoria del cantante Miguel Bosé.
En el apartado de las artes plásticas, fueron distinguidos Nacho Criado, «uno de los más representativos exponentes del panorama contemporáneo español», o el pintor Isaac Díaz Pardo. También se reconoció a la gestora de arte Rosina Gómez Baeza y al «mecenas» Pere A. Serra.

Por ser «uno de los principales exponentes de la canción de autor» recogió la medalla José Antonio Labordeta, del mismo modo que lo hicieron, entre otros, el matador de toros Francisco Rivera «por los éxitos cosechados desde muy joven».

Estas medallas, creadas en 1969, han reconocido a centenares de embajadores culturales. Desde el año 1992 se descentralizó la ceremonia, que siempre se celebraba en el Museo del Prado de Madrid.