-Parece que siempre tuvo claro que quería ser artista...
-Pasé toda la adolescencia estudiando y con ganas de irme fuera. Vengo de una familia muy musical. Es algo que llevo en los genes. Mi madre siempre nos cantaba y bailaba, es algo muy natural en mi casa. Yo estudiaba piano igual que hacía matemáticas en el colegio.
-Su llegada a los musicales fue bastante curiosa.
-Mi hermana me pasó el trabajo de pianista en Cabaret. Después, cundo el musical se trasladó a Barcelona, necesitaban a una saxofonista que también bailara y cantara. ¡Me lo ofrecieron y tuve tres meses para aprender a tocarlo! Fueron entre cuatro y seis horas diarias de ensayo, con los labios sangrando y forzando al máximo.
-Y ahora es protagonista de '40 El musical'. Otro montaje de éxito, 'Hoy no me puedo levantar' reflejaba los ochenta. ¿De qué habla éste?
-Es un musical más atemporal, con historias que pueden contarse ahora o hace veinte años. Hablamos de amor, de un padre que no ha cuidado a sus hijos, de sexualidad. Son historias con las que cualquiera puede identificarse. Mi personaje, Sara, es amiga del protagonista y novia de su hermano. Se crea un nudo amoroso que habrá que desenredar.
-¿Es un musical comercial, como Los 40 Principales?
-Sí, ya que suena Alejandro Sanz, Julieta Venegas o Miguel Ríos. Yo canto Sin miedo a nada, de Àlex Ubago; Corazón partío, de Alejandro Sanz, y tengo un momento muy bonito y fascinante con Vivir sin aire, de Maná. Es música que nos ha acompañado a todos y la gente acaba cantando en el teatro porque les recuerda mil momentos de sus vidas.
-Usted ha probado todas las disciplinas. ¿Qué le aporta el musical?
-El musical es una rama que he descubierto tarde, pero que me divierte muchísimo. Te permite subirte a un escenario rodeado de otros intérpretes, ante el público, ponerte en la piel de otra persona y expresar unos sentimientos. Lo tiene todo: puedes cantar, bailar e interpretar.
-¿Este mundo es muy diferente en los Estados Unidos?
-Allí hay otra tradición y nos llevan años de ventaja. Además, el americano tiene claro que hay que gastar dinero para hacer las cosas bien. En cuanto al artista, en España estudias, pero no tienes claro si vas a tener salidas. En América hay más oportunidades y vías de escape. Saben que si se preparan tendrán salidas. Ahora aquí va floreciendo.
-¿El ritmo del montaje le permite compaginarlo con otros trabajos?
-Tengo un grupo llamado Susan Martin & the Dragonfly Band. Hacemos música muy funky, con soul, R'n'B y black music. Es un sonido orgánico y muy apto para el directo. El grupo supone una vía de escape y me da energía para ir planteando otras cosas. El musical me ha despertado el gusanillo de la interpretación y estoy intentando hacer algo en este campo.
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