Vista general de la actuación de Elton John, el sábado noche en Son Moix, quien, como muestra la imagen inferior, estuvo entregado y muy pendiente de su público mientras repasaba su repertorio de grandes éxitos. | J. Lladó / T. Ayuga

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Andrea Bocelli y Elton John, aunque poco o nada tengan que ver en sus planteamientos musicales y artísticos, marcaron el ritmo de una velada que podríamos considerar, sin miedo a exageraciones ni gratuitas grandilocuencias, de histórica. Histórica por unir sobre un escenario dos nombres de larga trayectoria exitosa en el mundo musical y ambos de una actualidad y talento que no dejó lugar a dudas. Histórica por reunir en Son Moix a veinticinco mil espectadores en una misma jornada, algo nunca visto en Mallorca, aunque hubiera que hablar de dos conciertos independientes. Histórica, también, por el gran nivel musical.

Ambos obtuvieron igual reconocimiento. No ocurriría lo mismo en cuanto al sonido y al audiovisual proyectado en las pantallas gigantes; pues si la realización resultó mucho más acertada con el británico, el sonido, preciosista y exigente hasta el momento, se transformó en una masa turbia, mucho más dura y a la que por suerte fuimos acostumbrándonos para acabar disfrutando de esa colección de éxitos, veintiuno para ser exactos, que superan con creces el más exigente juicio del paso del tiempo. Y es que el londinense necesita poco más que echar un vistazo a su extensa y cuidad producción para conseguir el éxito. Y ese 'poco más' fue el tratamiento contemporáneo y una banda pletórica, imponente y reorganizada expresamente para la visita isleña del cantante.
John Mahon, Kim Bullard, Bob Abedul y, sobre todo, Niquel Olsson desde la batería y Davey Johnstone en las guitarras, sacaron lo mejor para arropar a un Elton John especialmente comunicativo, alejado de excentricidades, de todo divismo y muy pendiente de su público.

Believe, Daniel, Rocket Man, Goodbye Yellow Brick Road, Saturday Nitght's Alright For Fighting, Sacrifice, Sorry Seems To Be Hardest Word, Crocodrile Rock o el imprescindible Candle In The Wind entre otros, fueron desfilando a lo largo de más de dos horas para ir tejiendo una velada inolvidable y en la que el británico se sintió totalmente a gusto, tanto como para improvisar magistralmente con el piano y sentenciar con un Your Song que quedará en nuestra memoria durante mucho, mucho tiempo.