TW
0

Parece una contradicción. La sala del Espai Mallorca está llena antes de empezar un concierto al final de una semana en la que se han celebrado dos presentaciones literarias, la proyección de un documental y un coloquio. Las dos personas encargadas de la gestión y las dos libreras llevan dos meses sin sueldo y un año de irregularidades en los cobros.


«En la misma situación se encuentran dos personas de Illa de Llibres en La Misericòrdia en Palma», explicó Amanda Vich, directora del centro, quien reclamó «un respeto hacia nuestro trabajo» y destacó que «los políticos siempre hablan bien de nosotros, pero no acaban de apoyarnos totalmente». «Algunos proveedores ya no quieren trabajar con nosotros. Nos sentimos en tierra de nadie porque dependemos del Gremi d'Editors, que nos tiene que dar una subvención que nunca llega, y del Consell, que se escuda en el gremio», desvela.


Para Vich, «el Espai Mallorca se ha consolidado y es imposible sacarle más rendimiento, pero falta un apoyo firme a nivel económico». La directora opinó que «Consell y Govern deben ponerse de acuerdo para actuar conjuntamente», y apuntó que «debería crearse un consorcio para que nos convirtiéramos en un Espai Illes».


«El Espai Mallorca debe continuar, pero no podemos sobrevivir sin un sueldo y sin saber si el próximo mes será peor», avisó Vich. «Pararemos cuando sea insoportable ya que los problemas con las nóminas, que empezaron hace un año, son crónicos».

Otro problema, dice, es la estricta intervención del Consell. «Después de problemas por imputación, las interventoras están escarmentadas y me gustaría que discernieran entre lo que es corrupción y lo que es el buen funcionamiento de un espacio porque están dificultando nuestro trabajo».