La idea de poder mostrar al público el belén fue fruto del párroco de Sineu, Josep Cerdà, quien pidió a las monjas de clausura poder exhibir el belén, que nunca sale del convento, y a través de los donativos de los visitantes poder recaudar fondos para restaurar la fachada de la iglesia del pueblo.
«La fachada de la parroquia se encuentra en muy mal estado y no disponemos del dinero suficiente para poder hacer frente a la inversión y recurrí a la monjas de manera excepcional porque creemos que la iglesia se lo merece» asegura el párroco. «El belén es un tesoro de una calidad inigualable y las monjas lo han conservado de la mejor manera posible todos estos años» explica Cerdà.
El pesebre está expuesto en una vitrina para evitar que se dañe y cuenta con la típicas figuras que componen los belenes más tradicionales, como son el Nacimiento, los Reyes o el episodio de los Santos Inocentes, aunque también posee innumerables detalles que lo hacen único. En este sentido, Cerdà destaca que las figuras de «un flabioler, unos pastores que descansan mirando el anuncio del ángel o una mujer con una cesta con ropa prueban el origen mallorquín del pesebre ya que son iguales a un exvoto que se conserva en un santuario de Mallorca».
El párroco asevera que «las cerámicas de los trajineros llevan el sombrero propio de la época, que es el mismo que se puede ver en los dibujos del archiduque Lluís Salvador», y sostiene que «las figuras que representan el episodio de los Santos Inocentes llevan el calzado de las estampas del Via Crucis del siglo XVIII».
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