«Esta noche queremos rendirle un pequeño homenaje a una persona, escritor e intelectual, que se ha ganado el respeto gracias a su coraje y su talento, además de su compromiso con nuestro país y nuestra lengua». Con estas palabras de Miquel Vicens Escandell arrancó este reconocimiento para el que «me ha costado convencerle de que viniera». Por su parte, Sebastià Bennàssar, organizador junto a Escandell, le dedicó calificativos como «generoso» y «comprometido». A las tablas del Mar i Terra también se subieron Jaume Mateu, presidente de la Obra Cultural Balear; Carles Arbona, delegado de literatura del Govern, y Toni Figuera, escritor.
«Ya que me vais a hacer la vida imposible...», dijo Serra, dando rienda suelta a su eterna rebeldía con un cigarrillo, apagado, en la boca y con su inconfundible sombrero. «No me gustan estas cosas. Una sociedad normal y normalizada no necesita actos como este». Al mismo tiempo que agradecía a los asistentes su presencia, el escritor reivindicó la «literatura de resistencia» y apuntó a la «esperanza» gracias a las «nuevas y jóvenes plumas», como Pau Castanyer o Laia Martínez, quienes leyeron algunos fragmentos de poesía.
El acto contó con la presencia de políticos como Miquel Rosselló, Lila Thomas o Cati Sweeny; los editores Francesc Moll y Lleonard Muntaner; los escritores Margalida Capellà, Sebastià Serra, Rosa Mª Colom, Llorenç Capellà, Antonio Mª Thomas, Antonia Vicens o Albert Herranz, y amigos como Pere Comas, Francesca Niell, Cándido Ballester o Pep Arbona, entre muchos otros.
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Delirante homenaje al escritor de la nada y de la Terra inesxistent que vive utópicamente enganchado a sus escritores favoritos, que tampoco lee nadie por estar en babia de anacronismo latente.No me extraña que el catalán literario (no el hablado), con estos náufragos de la nostalgia y de la melancolía, esté en peligro de extinción. De los asistentes al acto voy a disculpar a Pep Arbona y a Pere Comas, por motivos obvios de compañerismo de redacción diluviana. La representación política define el estilo minoritario marginal del setantí malsofrit.Lo único potable de Antoni Serra, que se puede leer dominicalmente en Ultima Hora, se publica en castellano, y patentiza un sectarismo y un visceralismo, socialmente excluyente. Sus amigos desconocidos por el lector, son sus estrellas favoritas. Por cierto, otro de los asistentes al acto, Llorenç Capellà, tiene su cruz también que solo es leído en Brisas. Sus paridas histriónicas en catalán en Ultima Hora y Balears, no pasarán a la historia del buen gusto y la equidad exquisita, cogiendo una sola parte por el todo. Dios los cría y ellos se juntan. Sociedad literaria marginal que no pasará a los anales de la literatura universal. Antoni Serra no se merecía este ridículo homenaje porque es una persona que nunca agradecerá lo poco que suena a quien desprecia. Tiene un problema psicológico que se denomina cainismo.