El escritor Eduardo Jordá ha sido el autor del pregón de la fiesta del Estandardfoto joan torres | Joan Torres

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El escritor Eduardo Jordá ha defendido hoy en su pregón de la Festa de l'Estendard que los servicios públicos son «la mayor conquista» de la civilización y ha pedido al alcalde de Palma, Mateo Isern, que haga «todo lo posible» por preservar el Estado del Bienestar a pesar de la crisis.

Jordá (Palma, 1956) ha culminado un pregón dedicado principalmente a evocar la Palma de su infancia con un llamamiento en favor de la continuidad de los servicios que facilitan «una vida decente para la gente decente».

«No me cansaré de decirlo: profesores bien pagados, centros de acogida, guarderías bien atendidas, servicios sociales bien gestionados: eso también es Palma», ha asegurado el narrador y poeta durante su alocución en el salón de plenos de Cort.

Para Jordá, la Palma de «las familias que sueñan con vivir mejor, y da lo mismo que esas familias sean mallorquinas o rumanas o chinas o africanas, porque ahora ya son palmesanas», constituye una realidad que merece la mayor atención por parte de los poderes públicos, particularmente en «tiempos difíciles» como los actuales.

En su pregón, el escritor, afincado en Sevilla, ha relatado cómo para él la capital balear es en realidad «dos ciudades": la moderna y cosmopolita diversa de Portopí y El Terreno donde vivía con sus padres, y la tradicional y cerrada en sí misma del centro.

La primera era la que propiciaba encuentros como el del guitarrista Jimi Hendrix y el futbolista George Best, «que en cualquier otro lugar del mundo habría parecido imposible"; la de Fortunio Bonanova, Errol Flynn, D.H. Lawrence, Albert Camus, Georges Bernanos y Robert Graves, ha rememorado Jordá.

La Palma vieja, que a él de niño le parecía anclada en el siglo XIX, vivía de espaldas al mar y ensimismada «al ritmo pausado que marcaban las campanas de las iglesias y el reloj de Cort"; «era la Palma de 'Mort de dama' y de 'Miss Giacomini', la Palma de los hermanos Villalonga y de los poetas de la Escola Mallorquina».

Además, Jordá también ha reflexionado en su pregón sobre otra dualidad de la ciudad presente en él: la de sus dos lenguas, que igualmente se corresponden con la división entre el centro (catalán) y la periferia (castellano).

«Esa extraordinaria capacidad estereofónica de Palma nunca dejará de parecerme una maravilla», ha manifestado el escritor, que ha empleado en su alocución los dos idiomas oficiales de la ciudad.

«Cuando me preguntan de dónde soy, si tengo que decir que soy español, o mallorquín, o hispano -o lo que sea-, sé que estoy faltando a la verdad. Yo soy palmesano, y nada más», ha afirmado Jordá.