Emilio Fernandez Miró, en una imagen de archivo realizada en la Fundació Pilar i Joan Miró de Palma. | Efe

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La muerte de Emili Fernández Miró, nieto del artista, ahonda la tragedia familiar, que se inició con el fallecimiento del mayor de los hermanos, David, cuando contaba 35 años. Ahora es Emili el que se ha ido, a los 54, en lo que parece ser un desgraciado accidente que tuvo lugar en aguas de Portopetro, adonde había ido navegando con su barco desde sa Rápita, donde veraneaba. Las fuentes señalan que, tras cenar con unos amigos, Emili quiso ir nadando hasta el barco, y ya no se supo nada más de él. El suceso ocurrió el miércoles y aunque el cuerpo fue hallado al día siguiente en el mar, no pudo ser identificado hasta ayer porque no llevaba documentación.

La repentina muerte de Emili Fernández Miró dejó consternados a sus amigos. «Estoy conmocionada, no puedo decir nada, perdonadme», apuntaba Joana Maria Palou, directora del Museu de Mallorca. Lo mismo comentó Gabriel Ferret, colaborador de este diario.

El restaurador José María Pardo se declaraba «impactado». «Intento asimilarlo», dijo; pero, a pesar de la tristeza, le recordó como «la persona que más sabía de la obra de Miró, pero no lo parecía porque no presumía de ello». Pardo destacó que en 2006 publicó el catálogo razonado de la escultura del artista, junto con Pilar Ortega, «una obra titánica que en Mallorca pasó desapercibida, pero que tuvo relevancia internacional, y había iniciado una carrera de comisariado [con la exposición del Yorkshire Park Sculpture] que apuntaba maneras». Pardo se refiere a la exposición inaugurada el pasado mes de marzo en un gran museo al aire libre de la localidad de Wakefield (Reino Unido) con casi un centenar de piezas que mostraban el proceso creativo de su abuelo. Entonces, Fernández Miró dijo a

Ultima Hora que había manejado el concepto de «confrontación» de obras dispersas por el mundo «para convivir» entre las suaves colinas del parque. En dicha entrevista se quejaba de que los políticos locales «nunca han entendido» a la fundación palmesana del artista, «ni a sus fondos», que revelan a un Miró «más osado y atrevido». El fallecido había colaborado en la puesta en marcha de la Fundació Tren de l’Art de Sóller, prestando obra propia de su abuelo que se expone en la estación sollerica. «Fue muy generoso con nosotros, como su hermano, nunca nos negaron nada. Él era discreto, no le gustaba figurar, yo sólo tengo palabras de agradecimiento; hace unos días estuvo en casa, aún no puedo creer lo que ha pasado», apuntaba Oscar Mayol, presidente del Ferrocarril de Sóller. Emili había acudió en abril a la inauguración en la Vall de un mural de Miró e «hizo un pequeño discurso».

«Era una persona culta y generosa». Así lo describió la comisaria Neus Cortés.