«Fue un genio en la oscuridad, uno de tantos artistas y escritores ingeniosísimos que pasan inadvertidos para el gran público», le glosaba esta mañana el también actor Enrique Villén.
Luis Lázaro manejaba con gran habilidad el género humorístico en la pequeña pantalla. Fue guionista del 'Un, dos, tres' o de 'Martes y 13, el retorno', pero su alianza profesional más prolongada fue con Juan Antonio Muñoz y José Mota, los integrantes del dúo cómico Cruz y Raya. Para ellos trabajó en sucesivos programas, como 'Estamos de vuelta', 'Este no es el programa de los viernes' o 'Cruz y Raya.com', igual que en la época de Mota ya en solitario. También participó en 'Ja me maaten', la película que Muñoz dirigió en 2000, donde encarnaba a un delirante jefe del FBI.
«Tenía una capacidad impresionante para generar sketches «la misma que su capacidad numantina para defenderlos», recuerda Villén. Pero donde más sobresalió ese talante corrosivo fue en su producción teatral. Esta faceta arrancó en 1989 con 'La mandrágora', que obtuvo el accésit de la Asociación Española de Teatro para la Infancia y la Juventud (AETIJ), y fue ganando en mordacidad con títulos como 'El gran plan de sencillo funcionamiento', 'Sois todas unas putas', 'El fin del mundo' o 'Nazionale'.
Como actor, además de papeles secundarios, su ocupación más prolongada fue en 'Calle nueva', telenovela coral de 240 capítulos con la que TVE ocupó sus sobremesas entre 1997 y 2000. Allí, con Tito Rojas en tareas de dirección, Luis Lázaro encarnó al personaje de Vicente.
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