Le apena que en nuestro país no haya apenas compañías de danza española. «Es un poco preocupante», señala, tajante, la bailarina y coreógrafa Aída Gómez, premio Nacional de Danza en 2004, que este sábado al Auditòrium de Palma, a las 21.00 horas, con Almas.
Recala arropada por parte de la plantilla de su compañía para transitar por la danza española, que no sólo se nutre del flamenco. «No se puede vender la marca España únicamente con flamenco», dice tras recordar su paso por China, una experiencia que obtuvo gran acogida de público.
Reclama que los que mandan apoyen la danza. «Es necesario que haya fluidez y no un cortijo». El trato con sus discípulos es cercano. Le cuentan cuando logran empleos puntuales en otras producciones y ella les aconseja, ejerce de madre y les protege, también, en cierto modo.
Aída Gómez, ex directora del Ballet Nacional de España, procede de la hornada de Joaquín Cortés, Canales, Antonio Márquez o Lola Greco. Sus comienzos no tienen absolutamente nada que ver con los que viven ahora sus alumnos.
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