Concierto de Sabina. | Pere Bota

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Alrededor de 6.000 personas disfrutaron de un Joaquín Sabina exultante la noche de este jueves en el Palma Arena. Y ni rastro de pánico escénico. Bastó su presencia sobre el escenario para meterse al público en el bolsillo, y de ahí no salió en una velada de alto voltaje emocional que transitó caminos conocidos, unos éxitos seguros.

Durante los diez minutos de retraso protocolario, el hilo musical amenizó la espera. El público, indulgente con el artista, no se impacientó consciente de lo que estaba por venir. El trovador ‘canalla' irrumpió tocado con un bombín e impecablemente vestido con traje verde.

La solemnidad del escenario –amplio y decorado con una cortina roja y pantalla central, alimentada con dibujos del cantautor, que inicio la velada con un bona nit– enmarcó el tema Ahora que, pistoletazo de salida de esta gira que conmemora el XV aniversario de la publicación de 19 Días y 500 Noches, una de sus obras capitales, la última que, según cuenta, grabó con la energía de la juventud. La canción que da título a ese álbum fue el segundo tema, en el que cedió el protagonismo al público en un estribillo coral que se reprodujo en diferentes episodios de la noche.

De género en género

Con la gracilidad de un gimnasta ruso, saltó de género en género: Del rock grasiento (Barbi Superestar) a la balada almidonada (Una canción para la Magdalena); todo un despliegue de colores y sensaciones capaz de satisfacer a un público multigeneracional.