Joan Manuel Serrat, en una imagen promocional. | ARCHIVO

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Es oirlo y desplegarse en la mente el cancionero de una vida. Por eso a Serrat se le consiente todo: Que poco a poco haya ido perdiendo la voz, o que recurra de manera abusiva a ese temblor de garganta con el que hacen el agosto sus imitadores. A sus inquietos 71 años, sigue cantando historias que se fijan en la retina y en el alma, imbuidas en una poesía capaz de superar modas despertando mágicos sentimientos. El ‘noi del Poble Sec' desgranará en Palma (21 de julio, Son Fusteret, 21.30) su Antología Desordenada, un álbum cuádruple que recopila los logros más significativos de su carrera.

—¿Cómo se evita, en un panorama afortunado como el suyo, el riesgo del aburguesamiento y la repetición?
—Haciendo lo que más me divierte. A veces cuando se mecanizan las cosas se corre el riesgo de no divertirse y eso conduce a la repetición.

—Decía Javier Krahe que de su vida privada solo hablaba en sus canciones, ¿puede usted decir los mismo?
—No, para nada. En mis canciones hay una parte de lo que son mis sueños, algunos no cumplidos.

—¿Qué tiene la cancion de autor que ha resistido a Franco, a la Transición y a un par de crisis de identidad sin ser engullida por las modas?
—La canción en la que una persona asume toda la responsabilidad escribiendo, poniéndole letra y cantándola canta tiene una fuerza especial.

—Al escuchar alguna de sus canciones no tengo claro si sigue buscándose o huye de sí mismo...
—Al escribir siempre te estás buscando a ti mismo, aunque también estás huyendo de la realidad.

—¿Ser músico se parece cada vez más a un trabajo que al arte?
—El arte tiene una parte de trabajo, no conozco artistas que no sean muy trabajadores.

—¿Qué es lo más importante que ha aprendido?
—A valorar las cosas que la vida ha puesto a mi alcance: Mi mujer, mis hijos, los amigos y la posibilidad de recorrer el mundo.

—¿La inseguridad puede ser un motor de apredizaje?
—Por supuesto. En mi caso la inseguridad y las contradicciones me han acompañado toda la vida.

—¿Cree que hay demasiada gente con una idea equivocada de lo que realmente sucede en Catalunya?
—A veces pienso que tal vez estemos todos equivocados. En cualquier caso, creo que por encima de todo tiene que prevalecer el respeto.

—¿El carisma de Rajoy da para una ranchera o para un bolero?
—Es una pregunta con trampa, algo falla al juntar en la misma frase Rajoy y carisma.

—¿Siente la nostalgia por lo irrecuperable?
—No es aconsejable atiborrarse de nostalgia, puede ser una droga muy peligrosa.

—¿Consider que se le pregunta demasiado sobre temas extramusicales?
—No, siempre y cuando se me interprete en mi contexto de cantautor, no soy ni un político, ni un oráculo.