Jackson superó en 1985 la oferta de McCartney por los derechos de las canciones al pagar 47,5 millones de dólares para adquirir la colección como parte de un tesoro mucho mayor de unas 4.000 melodías de la música pop del empresario australiano Robert Holmes à Court.
Las canciones de The Beatles y el resto de la colección de ATV luego fueron integradas en un emprendimiento conjunto que Jackson formó en 1995 con el sello Sony, lo que dio origen a Sony/ATV Music Publishing, que se convirtió en la mayor editorial musical del mundo.
Sus herederos vendieron su participación en Sony/ATV, incluyendo la colección de The Beatles, a Sony Corp por 750.000 dólares en el 2016, siete años después de la muerte de Jackson por una sobredosis del poderoso anestésico propfol.
Según su demanda, McCartney puso sobre aviso a Sony/ATV Music Publishing a partir de octubre del 2008 que deseaba reclamar los derechos a las decenas de canciones que escribió con su fallecido compañero de banda John Lennon desde septiembre de 1962 a junio de 1971. Esas canciones forman la mayor parte del catálogo de The Beatles.
La demanda afirma que Sony/ATV hasta el momento no ha reconocido el derecho del compositor a suspender las transferencias de la propiedad intelectual de esas canciones, incluyendo éxitos como «All You Need is Love» y «I Wanna Hold Your Hand», en virtud de la legislación estadounidense.
«Ya que el primer vencimiento (de los derechos de autor vendidos) de Paul McCartney entrará en vigor en el 2018, una declaración judicial es necesaria y apropiada en este momento para que Paul McCartney puede confiar tranquilamente de sus derechos», señala la demanda.
Sony/ATV Music Publishing calificó la demanda de «innecesaria y prematura» en un correo electrónico. «Sony/ATV tiene el mayor respeto por Sir Paul McCartney, con quién hemos disfrutado de una relación larga y mutuamente gratificante respecto al catálogo de canciones de Lennon y McCartney», agregó.
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Las canciones de estos cuatro señores, independientemente a lo que han aportado culturalmente a toda la humanidad, han generado y siguen generando una cantidad de dinero incalculable y siguen dando de comer a muchísima gente. Y aun así, a los que se dedican a la música o cualquier otro arte, se les sigue tratando de saltimbanquis, que se busquen un trabajo de verdad, lelos, inmaduros, soñadores... Como si trabajar en la obra, de camarero, reponedor, taxista, funcionario, etc... fuera mucho más respetable.