Su concierto en Palma marcará su debut en Mallorca.
—Estamos muy emocionados de venir a Mallorca. Nunca hemos actuado allí, y sólo he estado una vez en 1972. No recuerdo qué hotel era, pero Alan Jardine y yo habíamos ido a entrenar la enseñanza de la meditación trascendental. No tuvimos tiempo de ver la Isla y siempre pensé que sería bueno volver. Así que, como ya he dicho, estamos muy emocionados.
¿Guarda alguna relación con España?
—Crecí en California, pero con un trasfondo español. Cursé el idioma en la escuela y había mucha cultura española en la zona. De hecho, mi primer trabajo real fue como aprendiz de un pintor de España. Luego está el ‘padre' [Fray Juníper Serra], quien fundó California. En Mallorca se habla catalán, y a la playa la llaman platja, ¿verdad?
The Beach Boys, obviamente, siempre han sido reconocidos por su estrecha y compleja armonía. ¿Sigue manteniendo ahora el espíritu original?
—Tenemos la profundidad vocal para recrearlo. Estamos realmente enfocados en estar lo más cerca posible y recibimos toda una carga de elogios por lo fantástico que todo suena. Por ejemplo, Jeff toma las partes altas que Brian Wilson solía hacer. Podemos ser un poco más dinámicos con algunas canciones, pero siempre tenemos claro que queremos recrear ese sonido. Tocamos todas las viejas canciones, pero cambiamos un poco las cosas entre los shows en Europa y Estados Unidos. Eso se debe a que algunos temas no convencían en Estados Unidos, pero sí en Europa, como Then I kissed her o Heroes and villains.
¿Cómo fueron los inicios de la banda?
—Todo comenzó porque la música nos unió a todos. Siempre había música en casa cuando yo estaba creciendo. Teníamos un piano de cola, un órgano, un arpa. Por lo tanto, estaba rodeado de música y cuando había reuniones familiares con mis primos [Brian, Dennis y Carl] todos tocábamos. Fue realmente el amor por la música lo que inició The Beach Boys, y luego estaba todo ese ambiente del momento en California. Fue divertido componer canciones sobre la playa, las chicas y los coches. Nunca pensamos en nada, ni en ganar dinero ni en ser ricos y famosos. Surfin USA se editó en 1961, nuestro primer gran éxito en Estados Unidos y a nivel internacional.
Pet sounds marcó un cambio en la dirección musical de The Beach Boys. ¿Qué recuerda de ese periodo de mediados de los años 60?
—Brian trabajaba las pistas, mientras que Carl y yo éramos los líderes del grupo en las giras. Volvimos de una tour por Japón y Brian había estado escribiendo con Tony Asher en disco Pet sounds. Mi participación fue limitada, y si hablamos de Smile, fue nula.
Más allá de la música está la Love Fundation.
—Es más una idea que una realidad, y se centra en el medio ambiente y otros temas, como la salud o la educación. Se deriva de la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992. Bruce y yo hemos estado involucrados con la Fundación Surfrider para mantener las vías navegables y los sitios de surf limpios y no contaminados. Utilizamos nuestra música y nuestros conciertos para crear conciencia y escribimos la canción Summer in paradise, que trata, precisamente, sobre temática relacionada con el medioambiente.
¿Qué opina de su actual presidente, Donald Trump?
—Es muy polémico y controvertido, pero luego él sólo habla de lo que piensa. El trabajo del presidente es el peor que puedes tener si quieres ser querido. No se puede ganar con él, y hay mucha división en toda la comunidad de medios. No nos involucramos. Cada una de las personas que vienen a nuestros conciertos tienen sus propias opiniones políticas. Para nosotros, no es proselitismo. En realidad, Donald Trump siempre ha sido muy simpático con nosotros. Pero tocamos Summer in paradise, y esa canción dice algo sobre ese tema.
¿Aún practica meditación trascendental?
—Cada día. Lo aprendí por primera vez con el Maharishi en 1967, y él me invitó a ir a la India. Allí estaban los Beatles, Donovan, Mia Farrow. Realmente me relacioné con George Harrison. Nuestros cumpleaños son alrededor de la misma fecha. Ambos éramos piscis. Miro hacia atrás y tengo buenos recuerdos. Fue una experiencia que cambió mi vida. La meditación trascendental me da la energía, la claridad y la positividad para hacer lo que hago.
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