Alberto Manguel recibe este viernes el Premio Formentor de las letras 2017. | Efe

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El escritor argentino-canadiense Alberto Manguel, que recibirá este viernes el Premio Formentor de las Letras 2017 en el Hotel Formentor, ha alertado en un encuentro con los medios de que «un uso perezoso del idioma» debilita, por lo que ha hecho hincapié en la importancia de «ser su dueño».

Preguntado por unas recientes declaraciones de Mario Vargas Llosa y su temor a la deriva del lenguaje en las redes, Manguel ha indicado que se trata de «un problema muy antiguo» aunque ha indicado que existen «diferencias entre eficacia y gusto». «No me gustan muchas expresiones en castellano y no me gusta la deriva hacia el inglés, tomando palabras anglosajonas y feas» cuando existen otras en castellano, ha añadido.

«Es algo que no puedo evitar -ha proseguido-, es una cuestión de gusto pero los jóvenes usan ese vocabulario y lo usan muy bien por lo que el temor de Vargas llosa queda justificado. Usamos un lenguaje abreviado, rápido, un vocabulario sintético, imitativo. Dependemos demasiado del otro. Necesitamos ser dueños del idioma que usamos pero tenemos que ser consecuentes de que un uso perezoso del idioma nos debilita, quizás sea esa la preocupación de Vargas Llosa».

El papel de la lectura y las redes sociales ha sido otro de los ejes de la entrevista en que el galardonado ha lamentado que «la mayor parte del mundo no lea». «Siempre fue una actividad minoritaria porque es una actividad que si bien puede ser liberadora, nos devuelve la identidad y ayuda a pensar, requiere un esfuerzo» ha aseverado, al tiempo que ha lamentado que la ciudadanía recurra a lo «rápido y fácil».

«Es más fácil subir en un ascensor que las escaleras, mucho mas fácil montar en automóvil que caminar. Pues lo mismo ocurre con la lectura, requiere la voluntad de enfrentarse a dificultades pero en esta sociedad la dificultad tiene un valor negativo. La lectura es lenta, tiene su propio ritmo y la mayor parte de la gente no quiere aceptar un ritmo lento, prefiere el automóviles a caminar», ha ejemplarizado.

En cuanto al uso de Internet, ha confesado « vivir entre fantasmas» por no recurrir a buscadores como Google, a pesar de reconocer su utilidad y hacer alusión a intelectuales que lo usan «con gran provecho». «Quizás yo esté acostumbrado a manejarme en errores tipográficos de un libro impreso que en los errores virtuales de Internet», ha afirmado.

En este punto, ha lamentado que una de las mentiras más frecuentes es que en Internet «se encuentra todo y no se encuentra todo, hay cosas que no están o están mal contadas». En cualquier caso, ha asegurado que es «una gran biblioteca pero no es la universal».

Sobre la obtención de este reconocimiento, ha afirmado que se trata de «premio importante» en una vida como la suya, «libresca o de libro», como ha ironizado. «De libro porque siempre he vivido entre libros y libresca porque es imaginaria» pues, como ha explicado, las autobiografías que uno se cuenta así mismo «son mayormente ficción».

El autor también ha enfatizado en que la literatura «sigue teniendo el poder que siempre tuvo» aunque, como ha indicado, se trata se «un poder optativo que nunca se impone sin que uno quiera». «Es como un cuchillo que puede usarse para asesinar o cortar el pan, puede ser un arma educativa iluminadora o un arma de destrucción», ha argumentado.

Sobre su papel al frente de la Biblioteca Nacional de Argentina, que ocupa desde el año pasado, ha reconocido que quisiera «usar poder de una biblioteca nacional para una suerte de poder de fuente de educación», donde también se aborden las responsabilidades de los ciudadanos. Por ello, ha reiterado su interés de que la Biblioteca sea «un positorio de la memoria de los argentinos, un lugar de vivencias, un catálogo de ejemplos de actitudes ciudadanas».

Sobre si se siente más cómodo en su faceta se editor, escritor o traductor, Manguel se ha calificado como» lector» al tiempo que ha añadido que «uno tiene que ganarse la vida» y que, en su caso, tuvo la «inmensa suerte de trabajar en el mundo de los libros», algo de lo que no se ha arrepentido.

Por ultimo, preguntado sobre su relación con Borges (que también fue premiado con el Premio Formentor) ha desechado que hayan vivido vidas paralelas. Yo leía a Borges cuando se quedó ciego pero él no sabía que existía, ,"no había relación de amistad o intimidad». «Yo era una especie de máquina de leer», ha bromeado.

En la rueda de prensa posterior con todos los medios asistentes al evento, Manguel ha explicado que se enteró de que era el galardonado de este año mientras estaba trabajando en la Biblioteca --"necesarias para saber quiénes somos"-- y que supuso «una sorpresa» puesto que le «halaga» y le «honra» aunque también le da «vergüenza». «A partir de aquí el único camino que se puede recorrer es el de descenso», ha ironizado.

Por otro lado, ha lamentado que «una de las mayores vergüenzas es que los libros no lleguen a Argentina». «Nos impiden leer», ha dicho, al tiempo que ha reiterado la importancia del papel del lector y el fetichismo que para él supone el hecho de poseer libros físicos.

De cara al futuro, ha indicado que tiene un par de proyectos «archivados para cuando se retire": una biografía de Maimónides y una historia de las utopías. Además, ha reconocido que «una sola vez» tiró un libro «para no contagiara al resto: 'American Pyscho'».