Toni Albà posa en la entrada del Teatre del Mar. | Redacción Cultura

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La programación especial del Teatre del Mar, con motivo de su 25 aniversario, encara, a partir de este viernes, una de sus citas más importantes, con el regreso de la obra que inauguró la primera temporada regular del recinto. En 1994, Toni Albà, por entonces un semi-desconocido en España, irrumpía en escena con L’Ombra, un espectáculo en el que el actor, en solitario, interpretaba a una serie de personajes de recurrente presencia en la sociedad.

A aquella primera función acudieron tres personas; al final de su estancia, ya había llenado el teatro varias veces. Y desde entonces, hasta día de hoy, el montaje sigue girando y evolucionando junto a su creador. «L’Ombra ha tenido periodos de descanso, pero siempre que una sala me la pide, vuelvo a representarla», asegura Albà, cuya compañía tiene en marcha siete espectáculos de forma simultánea.

Como si no tuviera suficiente, el catalán alterna apariciones sobre las tablas con papeles en televisión, en los que, sobre todo, se le ve imitando a personajes públicos. «Todo llega como consecuencia de esta función, que, a su vez, nace a raíz de un episodio profesional. Se me encargó que reemplazara a Paco Mir, uno de los miembros de Tricicle, y nadie se dio cuenta de que no era él hasta que me pidieron el DNI». A partir de ese momento, decidió profundizar en el mundo de las sustituciones, tan poco tratado en España hasta entonces, «y me salió una primera versión de tres horas», recuerda entre risas.

Desde entonces, L’Ombra se ha transformado: ha perdido algunos personajes y otros han entrado casi de forma natural, «porque la gente espera ver las imitaciones que hago en televisión también en el teatro». Lejos de sentirse saturado tras tantos años representando el mismo espectáculo, Albà anunció que está escribiendo una segunda parte que, promete, escenificará en el Teatre del Mar, «una parcela de libertad, que ojalá yo tuviera en Barcelona, y por la que siento una envidia sana».