Chenoa, en una imagen promocional. | Chenoa

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Cercana, comprometida y alérgica a las medias tintas. Laura Corradini, Chenoa, es una estrella de carne y hueso, de las que ponen lavadoras y repasan el cuarto de baño. Soy Humana es su último CD, once cargas de profundidad trufadas de sensibilidad y emociones a flor de piel que la devuelven al púlpito de las féminas más arrolladoras del espectáculo. La cantante lo presentará el viernes en la Plaça de la Pinada de Santa Ponça, a las 00.00.

Llámenlo tablas, profesionalidad o actitud. Llámenlo ‘X', ese factor intangible que convierte a un artista en icono. Una ‘X' cada vez más ausente entre los artistas noveles. Y es que ya no es suficiente con un par de elepés afortunados, ni con la ciega adulación de los fans, hace falta tener carisma. Y de eso, precisamente, Chenoa anda sobrada. La solista maneja una carrera meteórica que sigue creciendo con envidiable naturalidad, ajena a cualquier dictado que no sea el de la vocación. Folk, rock y sonidos urbanos, siempre sobre una base pop, se entremezclan en Soy humana, un trabajo en el que pese a mantenerse fiel a sí misma, hace gala de su naturaleza inquieta y de un perfil camaleónico como pocas veces exhibido. No en vano, ha logrado domar con su voz, cada vez más versátil, un amplio abanico de géneros, y el resultado no ha defraudado a sus seguidores.

En recientes entrevistas, Chenoa detalló que «la evolución que experimenta el ser humano, a veces paradójica a veces extraña, es la misma que se refleja en el disco». Un disco que habla del desamor; del descaro; de la esperanza.