Jordi Grau (Barcelona, 1930) versátil y arriesgado, trabajó más intensamente en los años 60 y 70 y también durante la Transición. Amigo de Fellini, fue director de La trastienda (1975), que incluía su primer vez en España el primer desnudo integral protagonizado por María José Cantudo.
Pero también fue autor de películas de terror como Ceremonia sangrienta y especialmente No profanar el sueño de los monstruos vivientes (1974), considerada un icono del cine de terror en el ámbito internacional. «Es curioso que siendo un director de cine de autor, a mi padre se le vaya a conocer internacionalmente por el cine de terror», explica Carlos Grau, cineasta también y profesor universitario.
Grau comenzó su primer contacto con el cine en 1949, al trabajar como extra en una película. Más tarde se inclinó por el mundo de la pintura y expuso sus cuadros en varias ocasiones, entre 1952 y 1956. Comenzó a colaborar en diversas películas, en unas como actor como sucedió en La rana verde ( 1956) de José María Forn (1956), y en otras ya como ayudante de dirección.
En 1956 se fue a Italia con una beca para realizar estudios cinematográficos en el Centro Sperimentale della Cinematografía en Roma, donde fue ayudante de varios realizadores del país, entre ellos Antonioni. En 1957.
Grau realiza su primer cortometraje El don del mar y posteriormente dirigió Costa Brava 59 (1959); Sobre Madrid ( 1960); Medio siglo en un pincel ( 1960); Barcelona, vieja amiga (1961); Ocharcoaga (1961) ; Niños (1961) y Laredo, costa de esmeralda (1961).
En España inició sus actividades como director en Barcelona con su película Noche de Verano (1962), de la que fue co-guionista.
Su segunda cinta fue El espontáneo (1963), que representó al cine español en el Festival de Karlovy Vary. También otra película suya, Acteon ( 1965), representó a España en el Festival de Moscú en 1965.
Obtuvo el Premio Ciudad de Barcelona con su película Una historia de amor ( 1966). Y entre su filmografía destaca: Tuset Street, que finalizó y firmó Luís Marquina, por desavenencias con la productora; La cena (1968); Historia de una chica sola (1969) Chicas de club/ Cántico (1970); Ceremonia sangrienta (1972) y Pena de muerte (1973).
Además de la citadas No profanar el sueño de los muertos (1974); La trastienda (1975); El secreto inconfesable de un chico bien (1975); La siesta (1976); Doña Mesalina (1977); Cartas de amor de una monja (1978) y La leyenda del tambor (1981).
Después de rodar en 1983 Coto de caza, en marzo de 1984 la universidad californiana de Berkeley le dedicó un ciclo.
En enero de 1990 se presentó su filme La puñalada sobre un drama rural del siglo XIX, en la que intervinieron José Vivó y Christian Vadim.
Grau trabajó también en televisión, en obras como Boris Godunov, El museo del Prado ( 1966); Benito Pérez Galdós (1968) para el espacio Biografía; Los contestatarios (1971); Un torero, un día ( 1971) o Del blanco al negro (1971).
Jordi Grau, que hacía todos los guiones de sus películas, también se dedicó a la literatura. Destaca su ensayo: El actor y el cine, (1962), varias obras teatrales como Ella, La sal, Navídico Pirulí o La cáscara de la nuez. También un libro sobre Fellini y su último trabajo un volumen de memorias: Confidencias de un director descatalogado (2014) en Calamar Ediciones.
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