Carla Bruni Sarkozy en un concierto homenaje a Nelson Mandela en Nueva York. | Reuters

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Cantautora, actriz, modelo y ex primera dama francesa, el nombre de Carla Bruni sigue encabezando las búsquedas de internautas en cuanto a noticias procedentes de Francia se refiere.

Ni huelgas, ni salidas de tono de Marine Le Pen, ni el fenómeno Mbappé, ni cualquier otra zarandaja genera tantos clicks en el país vecino como las peripecias de la señora de Sarkozy, ex rostro de Versace, Prada y Chanel, y perpetua carnaza de portada.

A los 51 años, esta italiana con pasaporte galo ha retomado su pasión secreta: cantar clásicos del rock en inglés. Así queda recogido en su quinto álbum, French Touch (2017), una colección de covers de sus temas favoritos que presentará el próximo 25 de julio en Port Adriano (Calvià), de la mano de la promotora OK Events Agency, que acercará a otros destacados artistas internacionales a la isla, como la francesa ZAZ (28 de agosto, Son Fusteret), Gregory Porter (20 de julio, Port Adriano); y la nueva diva del jazz Melody Gardot (30 de julio, Port Adriano).

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Ex musa de Eric Clapton, Kevin Costner, Mick Jagger y una larga colección de grandes hombres que cayeron a sus pies, Bruni Sarkozy no es precisamente un ejemplar de protocolo. La piamontesa, autoproclamada de izquierdas, nieta de un popular empresario italiano e hija de Alberto Bruni Tedeschi (un millonario que lo dejó todo para componer óperas) es mucho más que un rostro agraciado. Ella solita se las apañó para renovar la canción francesa con Quelqu' un m'a dit (Alguien me ha dicho), su abrupto debut discográfico. Con más de dos millones de copias vendidas, no tuvo más remedio que abandonar las pasarelas y apostar por una prolífica carrera que continuó en lengua inglesa.

Pero su idilio con la música se remonta a 1999, cuando conoció al cantautor francés Julien Clerc, juntos publicaron un álbum que bajo el título Si j'étais elle vendió más de 250.000 ejemplares. Cuatro años más tarde publicaría, ya en solitario, el que hasta la fecha ha sido su mayor éxito –el mencionado Quelqu' un m'a dit– cuyo primer single es hoy un himno internacional. Le siguió No promises (2007), un álbum fruto de su amor por la poesía, donde musicalizaba textos de Emily Dickinson, Christina Rossetti o Dorothy Parker.

En 2008 llegaría su cuarto LP, Comme si de rien n'était, cuya recaudación fue íntegramente destinada a la Fundación de Francia. Con este trabajo no pudo salir a la carretera, debido a su condición de primera dama francesa. Su siguiente paso discográfico nos remite al objeto de su presencia en la Isla, un French Touch donde Bruni Sarkozy lleva a su terreno clásicos del rock como Highway to hell de AC/DC; Miss you, de los Stones; o Crazy, de Willie Nelson. En palabras de la artista, «son las canciones que escuchaba entre los 9 y los 29 años, esas que sonaban en las noches con mis amigos, cuando agarrábamos la guitarra y nos poníamos a tocar y cantar».