¿Qué le ha supuesto sacar a la luz fotos tan íntimas en un espacio público?
—Emocionalmente ha sido fortísimo. No había vuelto a ver las fotografías de Paco en cinco años. Fue coger todos mis discos duros y mirar toda mi vida, toda mi historia y he llorado. Por otro lado, también ha sido como traspasar una frontera que yo misma me había impuesto y ahora puedo ver todas las fotos que quiera. Ha sido una liberación. Sobre todo los vídeos. Ahora que estuve revisándolos, cada vez que veo alguno en Facebook, que aparecen todo el tiempo, en vez de pasarlo discretamente, lo veo.
¿Antes no podía?
—No. Sé que han pasado cinco años y parecen muchos, pero es algo muy personal. Hay gente que a los 15 días ya está viendo fotos y vídeos, pero yo no. De pronto habían pasado cinco años y no lo había hecho todavía. Agradezco muchísimo esta exposición, porque me ha hecho dar un paso adelante.
¿Qué le hizo aceptar esta propuesta expositiva?
—Tardé dos años en decir que sí. Me costó mucho decidirme, por lo que suponía revisar todo aquello, pero finalmente acepté. Imagino que es porque estoy más fuerte y me parece importante que la gente pueda ver cosas de Paco. Pensé que no tenían por qué quedarse escondidas, son documentos preciosos y muy valiosos que no tengo por qué quedarme para mí sola. Sé que hay gente que le gustaría ver cómo vivía Paco, su día a día. Me da gusto compartirlo.
¿La gente va a conocer un Paco de Lucía más allá del mito?
—De eso trata la muestra, porque en internet hay dos millones de fotos suyas de conciertos y como profesional, y cualquiera puede verlas. Aquí se muestra su lado más casero, austero, cariñoso, amable; un lado muy humano, que Paco tenía muy fuerte.
Como artista, ¿cómo era fotografiarlo?
—En ese momento no lo fotografiaba como artista, sino como alguien que retrata a sus familiares. A él no le gustaban los fotógrafos. Después vendría la foto que le hice para la portada de Canción andaluza.
¿Cómo fue la selección de las imágenes?
—Tuvimos que pasar muchos filtros, nos llevó mucho tiempo a Tomeu Coll y a mí. Él me ayudó mucho en eso, confío en él, es muy buen fotógrafo. El criterio que seguimos fue mostrar un poco de todo y que sea cronológico desde 2002 hasta 2014. Después, al final, hay un panel pequeñito que es la casa sin él; que va desde que llegamos a Campos hasta que volvimos a esta casa [en los ‘altos' de Palma] y él ya no estaba.
¿De qué se conocían Coll y usted?
—De hacer cursos con él; le conocí como maeatro en el CEF, donde estudié fotografía profesional durante dos años y él vino a hacer un taller. Me encantó la manera que tiene de trabajar y la visión que tiene de la fotografía. Desde entonces hemos colaborado en muchos proyectos juntos.
¿Hay alguna fotografía que destaque por encima de las demás?
—La primera que se podrá ver en la exposición, es de gran formato. Es Paco preparándose para una gira; había soltado la guitarra y estaba fumando, echado en un sillón. Estaba totalmente relajado, concentrado en su trabajo, ensimismado. Creo que ni siquiera se dio cuenta de que le tomé la foto.
¿Qué le dio Mallorca a Paco de Lucía y qué le sigue dando a usted?
—Le dio las condiciones ideales, para él Mallorca fue perfecta en todos los sentidos. Para él era muy importante vivir en la naturaleza, cerca del mar y con tranquilidad. Yo elegí Mallorca por él, porque yo me adapto a cualquier cosa, a una gran ciudad o al campo.
¿Está trabajando en algún proyecto personal?
—Estoy con un proyecto llamado La casa del dragón, donde exploro la vida que se quedó en esta casa, la relación con la muerte, la soledad y la vulnerabilidad. Todavía está en proceso, no sé que forma tomará.
El flamenco está muy de moda. ¿Qué opinaría Paco de Lucía?
—Me lo he preguntado muchas veces. ¿Qué pensaría de Rosalía? Me encantaría saberlo. Creo que pensaría que es muy buena artista y así lo creo yo. Paco no era purista e insisto en que cada uno puede hacer lo que quiera, el arte es libre. La gran discusión es si es flamenco o no. En mi opinión, básicamente no lo es, pero esa parte que ha tomado del flamenco y que ha adaptado es muy interesante que la oigan los jóvenes y la sientan.
Tiene un catálogo de Toni Catany. ¿Le gusta su obra?
—Me parece muy personal y creo que la Fundació Toni Catany de Llucmajor está haciendo un muy buen trabajo, también con la creación del Centre Internacional de Fotografia. De hecho, estamos trabajando para hacer lo mismo con una fundación de Paco de Lucía en Madrid, aunque me gustaría mucho que tuviera una delegación aquí.
¿Se ha recordado a Paco de Lucía como se merece?
—En España no se valora la cultura como debería. No solo en el caso de Paco, sino que es algo que se deja de lado. Esto no pasa en otros países como Francia, por ejemplo, donde el gobierno ha recordado mucho a Johnny Hallyday. Aquí, el Gobierno no ha hecho absolutamente nada por Paco; lo han hecho manos privadas, como ahora Ultima Hora, y Paco mismo, con el valioso legado que dejó.
2 comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
El senyor Paco de Lucía, un dels millors guitarristes de tota la història
Los "de a pie" sí que valoramos a Paco. Genial músico, discreto personaje público y nuestra memoria es lo que seguro él valoraría más. ¿Pero quién se atreve a tocar su música como él? Hay que ser muy muy bueno...