Xavier Uriz, Josep Orfila, Mar Pla y Laura Gost, ayer, en el escenario del Mar i Terra tras conocer el fallo.

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El Teatre Municipar Mar i Terra, en Santa Catalina de Palma, volvió a ser escenario de la gran final del Torneig de Dramatúrgia de Balears, cita convocada por Produccions de Ferro y el Ajuntament de Palma que llegó anoche a su sexta edición.

Como ya vaticinó Toni Gomila hace unos días, los textos de este año eran especialmente «valientes», que se alejaban de la risa fácil. Y asi fue. Se enfrentaron, en un Mar i Terra abarrotado por más de cien personas, Mar Pla (Mami-Fera) y Xavier Uriz (Laila en el parc) se disputaron el valioso cinturón de ganador que, durante este año, ha llevado Laura Gost, que se proclamó vencedora de la pasada edición –y, recientemente, también se alzó con el premio en el festival Temporada Alta de Girona–.

Tras un piedra, papel o tijera, propuesto por el glamuroso –con estilismo de Pau Aulí– y muy divertido presentador de esta edición del Torneig, el actor Josep Orfila –conocido por su papel en la serie de televisión Mai neva a Ciutat–, el texto de Uriz fue el primero en salir a escena. Fueron los actores Margalida Grimalt y Albert Prat quienes defendieron con aplomo una historia sobre el miedo al otro, a lo diferente, que se manifiesta en racismo y odio, agravado por el discurso de la ultraderecha, en auge, y también gracias y por culpa de los medios de comunicación.

Como suele también suceder en las historias de Alfred Hitchcock –a quien se hizo referencia en la lectura dramatizada y que, dicho sea de paso, el texto tenía un fuerte carácter cinematográfico–, hubo un giro en la trama, que el público celebró con calurosos aplausos.

Para muchos era difícil igual o superar esta gran historia y las grandiosas interpretaciones de Prat y Grimalt. Pero sucedió, y, tras una reñida votación popular, Pla se proclamó vencedora de la sexta edición.

La propuesta de Mar Pla cautivó al público con sus grandes dosis de humor, pero también ironía y, hacia el final, más dramatismo. Roger Coma y Toti Fuster interpretaron a unos padres a estrenar que se enfrentan a la realidad de tener una hija por primera vez. Si bien el primer texto mostraba el drama de los inmigrantes y refugiados, en el suyo Pla invitaba al espectador a reflexionar sobre la maternidad y la paternidad, a menudo idealizadas, en una narración cargada también de muerte y culpabilidad, donde el parto es solo el principio de la aventura.